Elucubraciones golosina

Hace meses que se jodió el timbre. Así que alguien está llamando a la puerta con insistencia, con el puño. El ruido me ha despertado y eso me ha provocado un sentimiento de puro odio; quien sea tiene que dar gracias ahora mismo de que no tenga una pistola en el cajón de la mesilla. Es por la mañana, calculo, algún momento entre las ocho y las once. Ni siquiera miro el reloj. Antes de ir a abrir, espero a que mengüe mi habitual erección involuntaria. Si es la casera quizá la ahogue con mis propias manos.
Los golpes no cesan. Me pongo la bata y, con la polla ya colgando en paz entre las piernas, voy a abrir.

Y ahí, en el umbral de mi piso materialización de lo penoso que puede ser seguir vivo, me encuentro a dos chicas sonrientes, apetecibles, definitivamente follables si quieres más detalles. La imagen hace que mi odio desparezca de forma natural. Van vestidas como los boy scouts de las películas -de hecho creo que las llaman girl scouts-, ambas deben tener entre dieciocho y veintipocos, y me dan los buenos días en plan tímido; no como lo harían unos vendedores o esas parejas de mormones. Les cuesta comenzar a hablar, se miran entre ellas, risitas, parpadeos rápidos; están avergonzadas de ese modo que en las películas porno parece tan artificial, cuando una treintañera con coletas le dice a un vigoréxico con venas como cables que es virgen, y que papá podría llegar en cualquier momento.
Los segundos hasta que comienzan a hablar se hacen eternos, se pueden palpar; me apoyo en el quicio de la puerta… espero.
Finalmente, una de las dos intenta comenzar a hilar algunas frases. Mientras lo hace creo poder ver crecer sus pezones tras la ropa, y aun así sigo atontado por el sueño, imberbe.
Me preguntan si vivo solo y les digo que sí. Me dicen que están intentando montar un negocio, algo sobre un sex shop que se convierte en pub erótico los fines de semana; no me acabo de enterar pero tampoco me interesa. En definitiva, necesitan dinero. Están consiguiendo pasta, dicen, y quizá yo podría ayudarlas. Y luego me preguntan si pueden pasar, si tengo tiempo.

Nos sentamos en la mesa del comedor; me cuentan que se enrollarán entre ellas en la parte de mi piso que quiera; que harán lo que yo les mande a cambio de cien euros. Sin tocar. Sin masturbarme antes de que se hayan ido.
La verdad es que la idea no me vuelve loco. El porno es una cosa, pero los espectáculos eróticos en directo nunca me han convencido; me parecen como tener hambre, pedir una pizza y que luego el pizzero se la coma delante de ti acomodado en tu sala de estar. Incluso yo puedo montármelo mejor. Además deben ser como las diez de la mañana; en mi somnoliento estado me va a dar igual ver a dos chicas retozando que a dos jirafas comiendo hojas de un árbol. Mi polla no tiene previsto volver a levantarse en al menos diez horas, y es muy suya para esos temas. Sea la hora que sea necesito dos horas más de sueño, varias aspirinas, ducharme, comer algo, café y tabaco.
Me levanto de mi silla y les digo que ha sido divertido verlas así, que de haberme intentado vender polvorones o algo así las hubiera mandado mucho antes a paseo. Pero que ahora no estoy para espectáculos lésbicos. Lo siento. Necesito dormir un poco más y quizá otro día…
– Pero si son las dos de la tarde… – argumenta una, cortándome.
– Oh… … ¿en serio?
Me sorprende de verdad. Aunque enseguida recuerdo que ayer abrí una botella de vino y deambulé por el piso con los auriculares puestos, con los Pixies clavándoseme placenteramente en el cerebro. Orgásmicamente. Vi un par de películas antiguas, leí un rato a Welsh y después intenté masturbarme pero mi polla no colaboró. Así que no es tan raro que sean las dos.

Está bien, me levanto y voy hacia la ventana y sopeso mis posibilidades. Luego vuelvo, me siento y les digo que si follaran conmigo podría darles ciento cincuenta… Doscientos… Vale, doscientos y me conformo con una. Y entonces durante un mágico y sórdido momento dudan, se miran entre ellas… Pero deciden que no. Un no rotundo. Y en realidad creo que ni tan siquiera yo hablaba en serio.
Vale, les digo, qué es lo que hacéis; cómo os lo montáis.
– Bueno – dice la más decidida -, básicamente entre nosotras lo que quieras. Tenemos vibradores en la mochila… Vaya, lo que quieras dentro de unos límites. No nos meamos encima ni jugamos con nuestros excrementos… ya sabes, nada de guarradas de esas.
– ¿Y no me puedo masturbar?… ¿No podemos negociar eso?
– Puedes. Cuando nos vayamos.
Silencio.
– ¿Sois… lesbianas?
– ¡No! – gritan ambas, y la espabilada dice -: ¿Tenemos pinta de conducir un camión? Joder…
– Y qué más os da que me la saque y…
– Es horroroso – me interrumpe -, un tío haciéndose una paja nos cortaría el rollo completamente. Y como tampoco vamos a tocártela para nada… Oye, no te hagas ilusiones, no somos putas.
– Ni siquiera somos bisexuales – dice la otra, con una voz mucho más aguda -, sólo lo hacemos entre nosotras. Somos amigas de toda la vida…
Cuando te quieres dar cuenta no sólo no mojas con las tías, sino que además ya no te dejan ni hacerte una paja. Esto parece una broma de televisión.
– Bueno. ¿Quieres espectáculo o no? – dice la espabilada.
– Si te digo la verdad, ahora ya voy caliente; pero estoy dudando entre Internet y vosotras.
– No jodas, tío, a ésas las ves todos lo días.
– Pero ellas me dejan masturbarme…
Las chicas, especialmente la espabilada, están comenzando a impacientarse. No sé. No me convence el trato. Me parece injusto. Incluso un voyeur debe luchar por su dignidad pajillera. Me levanto y les digo que no quiero, que no hay trato; siento haberles hecho perder el tiempo, pero creo que en el cuarto segunda hay otro tío solo.
– Muy bien – dice la espabilada, con cierto resentimiento -, pues allá que nos vamos. Quizá él sí sepa aprovechar su oportunidad…
– ¿Su oportunidad? – digo, indignado -, ¿su oportunidad de qué? ¿De hacerse otra paja solo?
Ante mi lógica, las dos callan. Están de pie y me miran.
– En serio – digo – ¿habéis conseguido colarle este numerito a alguien?
Silencio.
– ¿A nadie?
Se miran los zapatos; la espabilada se cruza de brazos. Decido ir para premio:
– ¿Alguna vez os habéis enrollado entre vosotras?

Cinco minutos después, Espabilada está sentada en uno de mis sillones; la otra ha roto a llorar y se ha derrumbado en un taburete de la cocina. Supongo que necesitan recuperar la compostura e idear otro plan para conseguir dinero. Se me ocurre que si hubieran sido hermanas y me hubieran enseñado alguna prueba de ello, les hubiera bastado con decirlo y les habría dicho: adelante con el show. Una cosa es tener dignidad y otra muy distinta dejar pasar esas oportunidades en la vida…
Les digo que podrían trabajar en cualquier discoteca, que creo que pagan bastante bien. La espabilada descruza las piernas y vuelve a cruzarlas; la otra llora con más fuerza.
Dejo que se queden el rato que quieran en casa. Les hago prometer que no me robarán nada, que no me van a putear; aunque en mi cartera sólo hay unos diez euros. Me meto en la ducha convencido de que están demasiado hundidas para empeorar la situación. Y porque creo que quizá son idiotas, pero con buen fondo.
Cuando salgo de la ducha, las dos están sentadas viendo la tele con sus uniformes de girl scout, y parece que de repente haya adoptado a dos streepers. Es domingo y les propongo salir a tomar algo, yo desde luego café. Y aceptan.

Por la calle todo el mundo nos mira. Algunos pensando que quizá soy un putero, o peor, de la tele o alguna revista erótica… Espabilada y compañía siguen en silencio, dubitativas. Les pregunto que si tienen adonde ir. Las casas de sus padres. Les pregunto la edad. Dieciocho y veinte. Espabilada veinte. Y diría que por lo menos ella lleva silicona. Y después de haberlas visto proceder no me extrañaría nada que se hubiera operado las tetas para los shows porno sin pajas.

Nos llegamos hasta mi cafetería habitual. Una de las dos que más piso. No digo nada y alguien ya me está preparando un café solo. La camarera se acerca a nuestra mesa y me saluda y mira con curiosidad a las chicas. Opto por no intentar normalizar el asunto, tengo la esperanza de que se normalice solo. Sí, hay conmigo dos chicas disfrazadas de prostitutas de doce años, pero soy cliente habitual, bien debo tener alguna libertad para el excentricismo de vez en cuando.
Espabilada pide un café con leche. La otra, Nestea. Siguen cabizbajas, meditabundas; no parece importarles que se les vea el tanga o la media de edad en el local, que debe superar ahora mismo holgadamente los cincuenta; incluyéndolas a ellas en el cálculo.
Nos traen lo pedido. Decido levantarme a coger un diario. Cuando llego adonde están, o suelen estar, veo que sólo hay un par de revistas. Cojo una. Es la típica publicación femenina, hecha por demonios que viven entre nosotros para chicas jóvenes y mujeres sin muchas luces. Me siento, la ojeo; y todo son complementos de moda, artículos contra las estrías, fotos retocadas de veinteañeras que se hacen pasar por treintañeras para anunciar crema antiarrugas. Demi Moore. Drew Barrymore (a la que llaman gorda de forma sutil en un artículo de tres columnas). Y una entrevista con Karl Lagerfeld, un diseñador de moda para el que creo que debería instaurarse la pena de muerte de forma provisional, donde sea que esté, sólo para condenarle a él. ¿Por qué? Como mártir de la moda. Simplemente por gilipollas.
Espabilada ladea la cabeza intentando ver algo de la revista. Se la paso. Comienza a hojearla.
– Creo que salgo en el número de este mes – murmura.
– ¿Cómo? -. Esto ya es lo último que me esperaba. Dice que hizo un anuncio para una colonia; ni tan siquiera recuerda la marca. Que la hicieron desnudarse y que todo fue muy violento.
– En la foto no salgo desnuda, claro, pero allí todos me vieron bien. Me sentí violada, en serio.

Al rato estamos vagando por las calles; ellas se detienen de vez en cuando a mirar alguno de esos escaparates sobrecargados de cosas que no me importan. Todos dicen que para todo el mundo hay una oportunidad si luchas por ella. Es mentira. Y a más años tienes más mentira es. En cualquier caso, hay una elección fundamental en la vida: elegir entre ser respetado o ser sincero con uno mismo. El dinero o la felicidad. Y pocas veces ambas cosas coinciden. Las dos chicas que van conmigo de momento sólo quieren dinero, y no parece que vayan a cambiar nunca. Dadas las circunstancias creo que lo mejor que podrían hacer es un sesenta y nueve entre ellas. Seguramente jamás volverían a sentirse limpias y aceptadas. Los demás se encargarían a conciencia de ello. Tienen suerte de haber dado conmigo; por mucho que me importaran, tanto me iba a dar que eligieran poner una tienda de golosinas antes que estudiar una carrera. De hecho ellas mismas aún son sólo golosinas. No pienso darles ninguna lección de vida prefabricada. Todo el mundo debería poder tener el desaconsejado derecho de convertirse a sí mismo en un punto de inflexión, en la diferencia en comparación con ese zombi redundante del que las calles están plagadas.
Espabilada me dice que no tienen ganas de volver esta noche a sus casas; qué quizá podrían quedarse hoy a dormir en mi piso. Digo sí. No sé qué va pasar mañana cuando despierten. O esta noche. Quizá consiga un streaptease, o algo más. Comienza a gustarme este rollo decadente. Quizá un día de estos les dé cien euros sólo para volver a la cafetería con ellas disfrazadas de animadoras. Creo que los tres tenemos alguna oportunidad de ser la comidilla de toda esa gente que tanta pereza me da.

[Ha llegado la semana del estreno de “The Box”(trailer arriba), nueva peli de Richard Kelly, hacedor de “Donnie Darko” (foto abajo), en mi opinión una de las películas más interesantes y originales (y estimulantes) de los últimos años (cosa que podría decir también de Southland Tales a pesar de las críticas). En todo caso esta película supone la nueva apuesta fuerte de Kelly por un cine con personalidad y arrojo. Y ojalá llegue al nivel de su opera prima.]

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45 comentarios en “Elucubraciones golosina

  1. Desde luego, Donnie Darko es una de las grandes películas olvidadas, una auténtica obra maestra que nos descubrió a un director imprescindible y con una mente prodigiosa. Tengo muchas ganas de ver esta peli y espero muchas cosas de ella.
    Saludos

  2. Desde el título, Jordim, me ha gustado tu relato. Fuerte, irreverente y con el humor que te caracteriza.

    Es ésa visión que das de la vida, el hastío y la pereza, dejándose diluir por algún hecho fantástico e inusual. Dando golosinas y color.

    Un saludo!

  3. Hola Mr.! me he reído mucho con la frase de: «como cliente habitual debo tener alguna libertad para el excentricismo…». Muy curioso el texto, me sorprende la exigencia que tienen tus lectores, así que seguiré leyéndote sin pedir nada más que relatos que me gusten o no.
    LADY JONES
    Beso

  4. Leo este texto y primero siento intriga, luego me rio, después me sorprendo, más tarde hago una mueca y finalmente vuelvo a la realidad llenita de mierda….pero ooooyes, y tan contenta!!!
    Besos.

  5. ¡Qué cabronazo eres!

    Aunque has sido suave en una cosa. En lo referente a Karl Lagerfield.
    ¡Pena de muerte siempre, en cualquier evento, país o lugar que intervenga!
    (Estúpido anoréxico a dieta perenne, «hacedor» de mujeres artificiales…)

    En fin, que has sido un descubrimiento bastante distinto a lo que acostumbro a leer. Por cierto, aunque fueses nuevo, me gustó tu «click», me puse a Goglear y mi última entrada, es justo decirlo, te debe tu aportación.
    Muy buen gusto, sí señor.

    Hala, y me hago seguidora tuya porque me sale de los güitos.

  6. Ummm las chicas de hoy no tienen cabeza,parezco una viejona hablando jajajaj.
    La peli veremos a ver,porque sale Cameron Diaz y no me hace mucha gracia.
    Pero el chico sí que me hace gracia síiiiii

  7. y seguro que más de uno y una de los que comentan aquí no entienden Darko. esperemos a ver qué opinan los cinéfilos de este blog de the box.

  8. Alguno de los que comentamos aquí Sherezade, ya estamos bastante «esquizofrénicos» en nuestra vida cotidiana, como para comernos el coco comentando a Donnie, y utilizamos este medio con un afán únicamente lúdico.

    Zemos así de simples, jamía.

  9. Sherezade:

    No hay por qué presuponer nada sobre los demás lectores; resulta gratuito… The Box por cierto está suscitando críticas interesantes.

    Fiebre:

    Te recomiendo Donnie Darko si no la has visto. Te aseguro que descifrar sus misterios no te parecerá una comida de olla, sino un placer; la película explora temas muy interesantes.
    Ah, y espero que te haya caído bien Katherine 🙂

    Saludos a todos.

  10. Pues yo no se ni quien es el Donien ese :S

    Respecto al texto, solo te diré que me lo he tragao enterito, y mira que por costumbre cuando veo algo tan largo ( como el texto me refiero ) lo dejo a la mitad, por falta de tiempo basicamente. Peeeeeero de principio a fin que me lo tragao. Muy bueno.

    Ah y si, me uno a la pena de muerte pa el tonto chorra del Lagerfel.

  11. Qué historia Jordim!!! Está muy buena.

    «…Todos dicen que para todo el mundo hay una oportunidad si luchas por ella. Es mentira. Y a más años tienes más mentira es…»
    Estoy de acuerdo con eso.

    Saluditos, sigue así 🙂

  12. Jordi

    Carajo, no sé exactamente de que vas, pero me enrolé en tus escritos y me encontre con cosas de veras muy interesantes, descubrí por ahí la influencia de uno de los grandes maestros del ludismo erótico: Henry Miller y por supuesto en prácticamente todos aparece la mano de Jean Paul Sartre; existencialismo puro hermano.
    Permiteme un solo consejo y si es que no lo has hecho ya, toma algunos talleres de composición literaria, pues tiene mucho material en la cabeza, solo es necesario encuadrarlo.
    Gracias por tu visita a mi espacio.

    Felicidades

  13. «El porno es una cosa, pero los espectáculos eróticos en directo nunca me han convencido; me parecen como tener hambre, pedir una pizza y que luego el pizzero se la coma delante de ti acomodado en tu sala de estar».

    Las comparaciones son una de mis debilidades. Me gustan originales, y a poder ser, únicas, o sea, sólo aplicables en el contexto para el que son utilizadas.
    La tuya me encantó. El relato también. Felicidades.

  14. Franko:
    No he asistido nunca a un taller literario. La verdad es que nunca he sabido si sería una muy buena idea, o al contrario, muy muy mala… La verdad es que he oído de todo sobre los talleres literarios, y demasiados comentarios negativos..
    Gracias a todos por los halagos.

    Saludos.

  15. Vamos a ver…
    Pasé justo cuando acababas de colgar el tema golosina. Lo leí. Me gustó. Y me gustó por eso, por la forma que tienes de plantear algo tan, tan… (aquí tal vez tendría que poner alguna palabra de las que se llevan en los últimos tiempos, no sé, algún vocablo en la lengua de Sherlock Holmes) pero no, no me sale, o sea, imagine usted qué quiero decir.
    Las niñatas, el tipo, el bar y el personal, el resto de la ambientación. La verdad es que te lo imaginas todo perfectamente (yo al menos)!
    Tienes un tono humorístico en plan corrosivo que me gusta.

    Ah, y yo no sé nada de Kelly, ni de Darko… ya lo siento!

    Y respecto alos Talleres literarios… Hombre, hay Talleres y Talleres (yo llevo años en uno, y no sé si eso ha obrado algún milagro en mi escritura, más bien creo que es un disfrute, un compartir letras con otros entusiastas de la escritura como tú, y por encima de todo, un aprendizaje muy divertido), hay que saber muy bien dónde se mete uno!

    Pues nada, un abrazote!

  16. Entre ser respetado y ser sincero con uno mismo no creo que haya mucho que discutir, al menos por mi parte, conmigo viviré el resto de la vida, soy difícil de aguantar…
    Abrazzzusss

  17. Edurne:
    Gracias antes que nada por tu extenso comentario (así es como me gustan). Y por los halagos, claro. Bueno, justo ese es el concepto que tengo de los talleres literarios: un sitio en el que charlar y buscar compañía (que está muy bien), pero por lo demás creo que no sería buen alumno. En cualquier caso si quieres lleva al tuyo uno de mi relatos y luego me cuentas sobre las caras de horror que veas, que por uno u otro motivo seguro que surge más de una 🙂

  18. Consigues que vea tus relatos como un corto.Son intensos, sorprendentes y en ellos se respira esa especie de desidia o dajadez de tu/s personajes que me encanta.
    A Karl lagerfeld, yo le dejaría colgado del brazo, como en el primer relato tuyo que leí ( conseguiste sorprenderme a mi misma riéndome de algo tan perverso)
    un beso

  19. Texto memorable! (y no te digo que es perfecto porque no me gusta decirlo… pero lo pienso). Ya necesitaba pasar a leerte, tras unas semanas caóticas en las que la falta de tiempo me la ha estado jugando…

  20. Es la primera que te leo, y debo decir que elucubraciones golosina me ha encantado. Decadencia, abandono y tristeza es lo que me transmite su protagonista.
    En cuanto a la pelicua, la veré, y ya contaré.
    Lo que mas te gusta es no hacer nada?
    Un saludo.

  21. Pandora:
    Sí una de las cosas que más me gusta hacer es nada; aunque algunos lo llaman yoga y de muchas otras formas..

    Gracias todos por las visitas, y sobre todo por los comentarios con contenido.

  22. Quiza deberia plantearme no hacer nada, que lo hago en muchos momentos, pero no hacer un nada productivo, como yoga o meditación, personalmente tengo mucho en lo que meditar, y medito, pero sin llegar a ningún puerto.

  23. Hacía cierto tiempo que no venía, principalmente por ciertos problemas personales que me traen por la calle de la amargura, pero tus escritos son también otra adicción para mí y he regresado a ponerme al día. Y me he puesto. Vaya si me he puesto. Como siempre, sigo enamorada de tus palabras y de ese «seguir vivo para nada» que parece desprenderse de algunas de tus frases. No creo necesario para tí ningún taller ni nada por el estilo, porque tus escritos son como son y punto. O se te odia o se te adora y yo ya sabes en qué bando estoy, jeje…

    Sigo presente. Regresaré pronto a por otra dosis, porque soy adicta a tu magia.

    Con cariño,

    Jezabel.

  24. He disfrutado hasta el final de este relato, tu forma de narrar excelente, haces reflexionar con tus textos.
    Felicidades…

    Un beso.

    PD: No paso más por aquí por el maldito tiempo, pero estoy.

  25. Hola!

    Humildemente confieso que no creo tener el criterio para decir que es bueno o malo, respecto a literatura, pero bueeeeno… a mí gustó mucho leerte!! Y eso es lo que importa, no?? Y fue un alivio, porque llevaba rato buscando un blog interesante y nada… hasta q te encontre! 😉

    Saludos!!

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