Porno con gorditas

En la revista Pirate de este mes hay un “reportaje” sobre Zuleidy Tit. En su ficha pone que tiene dieciocho años y que su postura favorita es perrito/anal. Claro que sí, por supuesto. Esto es Pirate, no tu dormitorio o el asiento trasero de tu coche. Junto a fotos en las que se separa los labios vaginales ahogada en un mar de photoshop, dice que no piensa abandonar los estudios, que para ella son muy importantes, pero que le encanta que la graben mientras folla. Habla de que sus novios nunca la satisfacen, de que siempre necesita más, y de que el ambiente en su casa es represivo. No se han tomado bien lo del porno. Pero asegura que le da igual, que a ella le encanta, que con quince años ya se lubricaba el ano y se metía los dedos.
Al parecer un hombre mayor muy delicado atravesó su himen, y desde aquel encuentro no ha vuelto a disfrutar de la misma forma de un polvo. Hasta que ha comenzado a hacer cine para adultos.
En la sesión de fotos se lo monta con dos tíos; los penes parecen de látex, apenas el borde de la vagina está algo húmedo. Nadie suda ni tiene una sola mancha o grano. En la última instantánea, enfermizamente calculada, Zuleidy tiene la boca abierta y la lengua fuera, y desde ésta un hilo de saliva que llega hasta el prepucio de alguien. Cuatro gotas de esperma púlcramente salpicadas entre sus tetas indican que el reportaje ha acabado. “Gracias, Zuleidy, mucha suerte en tus futuros proyectos”, “A vosotros, ¡que sepáis que me encanta la revista!”.
Y aún hay gente que va por ahí diciendo que cuidado, que el porno es engañoso. Esos lumbreras. Ese amigo tuyo tan listo: Perogrullo Man.
Estamos rodeados de analistas amateur. Siempre tienen razón porque siempre te ametrallan con obviedades. Aún creen que las adolescentes se quedan preñadas por ignoráncia. Esos tíos cultos, esas sexólogas, esos urbanitas con bufanda de marca. Fumar es perjudicial para la salud. Conducir bebido es peligroso. Follando sin condón con desconocidos te la juegas. Automedicarse no es la mejor solución. Hay que dar cariño para recibir cariño. El porno es engañoso…
Siempre blanco o negro. Amantes del eslogan. “Mi abuela decía que…” “Mi padre dice que…” La voz de la experiencia, estétas de la verdad absoluta. Así, la negociación sigue siendo el camino lógico por encima de la guerra, pero quizá también haya que librar otra batalla contra la frase hecha y superar cierta fase de raciocinio financiado por el gobierno que se puede ir al traste con unas cuantas cervezas. Desinformación por exceso de información (otro rollo que ya roza el perogrullo). Esa voz profunda de la tele que te dice que las drogas matan puede no estar más que poniendo de mala leche a mucha gente, puede ser que justo ése sea el abrazo moderno de la muerte.

Un político que roba en el ayuntamiento corta la cinta de inauguración de un centro de desintoxicación. El mundo moderno se puede resumir con una frase.
Zuleidy seguramente hace bien en cobrar por chupársela a desconocidos si eso le gusta. Al menos ella es sincera.
Ese reflejo que hace el porno del sexo no es correcto. Sin embargo revienta el mercado. Lo cual podría ser la razón por la que Zuleidy es más honesta que tu novia. Que tú. Que el sexo real. Es desconcertante. Si hay tanta gente de la que se masturba viendo cómo otros se chupan entre ellos los genitales, se penetran el culo y se corren encima del otro, ¿qué significa eso? Y así, ¿qué tipo de sexo es más falso, el del porno o el de la vida real? ¿Cuánta gente se reprime? Lo acostumbrado ahora es compartirlo todo. Si te tiras a Julieta a espaldas de Romeo, vas y corres a contárselo a tu mejor amigo, que conoce a alguien que conoce a Romeo. Así que cuando esa chica a la que quieres y con la que llevas unos meses no quiere practicar sexo oral, podría no tener más que miedo a que eso pueda salir de los confines de la cama. Podría ser que queremos ser tan modernos y abiertos que eso nos esté convirtiendo en hipócritas. Porque tú dices que no eres ningún depravado, o que no eres ninguna puta, vosotros no hacéis cosas sucias. No tenéis esa clase de curiosidad como pareja. Conocéis vuestros límites. O, ponéis los límites donde queréis. Porque sois libres. Pero, ¿lo sois?
¿Lo somos?

Me doy auténtico asco llenando folios y más folios con estas diatribas, acabando todos los textos con preguntas pretenciosas que jamás nadie responderá porque jamás nadie cambiará su forma de ser. Solo funciona mínimamente la doble vida, la vida paralela, combinar lo que haces en tu circulo social con lo que haces fuera. Simulando, claro, que no hay nada fuera. Tú eres respetable, no haces esas cosas que te convertirían en un salido enfermo asocial. Ya no tienes veinte años, tienes que sacar tu vida hacia adelante.
Deambulo por mi cabaña vacacional. La casita de verano que uso cuando quiero estar con alguien que no es mi pareja oficial dentro de mi circulo social. Y no me alargaré mucho, simplemente no es mi pareja oficial. “Y dios santo ¿tendrá críos?”. No, no tengo críos. “Pero le pone los cuernos fríamente a su mujer”. Es verdad, nos casamos. Pero no le pongo los cuernos porque ahora la chica que duerme la siesta aquí tenga diez años menos. No se trata de querer volver a ser joven, ni tan siquiera tuve una juventud especialmente excitante. Solo se trata de explorar de verdad ciertos límites. Algo que acabas haciendo con otra persona porque tu pareja de anillo no quiere entender -aun después de años- que te gusta que las mamadas duren más de quince segundos. Si tu mujer te tiene por un icono personal de cierto tipo de moralidad masiva, es absurdo seguir proponiendole ciertas cosas. La chica con la que estoy es capaz de atragantarse con tu pene si le gustas lo suficiente. En serio, podría acabar vomitando esa lasaña que te sale tan rica. Pero para ella solo soy los siguientes veinte remedios antiembarazo. Luego conocerá a algún chaval afortunado, y cuando se canse de follar en su coche pasará al siguiente. No es tan distinta de lo que pueda ser Zuleidy. Es solo que ella, como yo, necesita conservar cierta reputación relacionada con la monogamia y los procesos habituales que dicen son mano de santo para tener acceso a la felicidad y el equilibrio.
El problema es que toda esa gente correcta y fiel consiguen no solo no ser felices ellos la mayoría de veces, sino además que no lo seamos los que nos atrevemos a ser de otra manera. Si ellos tragan con todo el rollo de la fidelidad y la familia y los cientos de protocolos no oficiales, el resto también tenemos que hacerlo. En realidad nos obligan a engañarles. Alimentamos su ilusión de orden y concierto siendo los parias, los salidos y las guarras. Mantenemos ese frágil equilibrio moral relacionado con el amor unidireccional. Alimentamos una mentira; pero no la que ellos creen, relacionada con los cuernos, etcétera, sino la que quieren creerse. La que tiene que ver con la idea de que el ser humano siempre será sentimentalmente cuadriculado, religioso, unidimensional. Esa mentira que debería hacerles tan felices, pues bien, nosotros somos los auténticos románticos que la pulimos. Del mismo modo que la mierda sirve como abono; de la misma forma en que odiamos a los inmigrantes y sin embargo ellos acometen los trabajos duros, hacen girar la rueda y mantienen a flote un país.

Al contrario de lo que se podría pensar, la chica con la que estoy no es una sílfide, no es La Sirenita con piernas. De hecho está entrada en carnes. Aunque me encantan su cara, sus manos y sus pies. Su pelo rizado y negro como un neumático derretido. Sencillamente me activa. Me pone histérico de tan cachondo. Hace unas cubanas a cámara lenta que pueden hacer que delires. Aprovecha al máximo sus facultades, su cuerpo. Nunca sabes si te va a montar o si simplemente te va a hacer una paja (la cual no sabes si será con las manos o con los pies). Nunca estás preparado para lo que viene, y acabas salpicando en todas direcciones cuando no decide que quiere tragárselo. Si mi mujer es Gandhi, esta tía es Hitler. Hay más pasión en un dedo de ella acariciándome el frenillo que en los últimos veinte polvos que he echado con la vida real.
He traído mi portátil, y la idea es pasar una semana aquí con Sandra, follando y escribiendo mientras mi mujer cree que estoy de viaje para reunirme con los tíos de una editorial y asistir a ciertas conferencias. Soy muy malo para los nombres, pero Sandra se ha ganado a pulso mi memoria. Los dos estamos tranquilos. Ella porque sabe que puede utilizarme impunemente, y yo porque sé que llegado el momento del sexo, no será con mi mujer. Será de verdad. Siento una extraña paz, como si hubiera estado castigado sin salir a la hora del patio durante años, y ahora de repente fuera libre.
De golpe la muchacha despierta de su siesta y por algún motivo comienza a hablar sobre Roman Polanski, sobre lo mucho que le entiende. Se levanta del sillón en el que estaba y lleva sus carnes hasta mi lado. Estoy sentando a la mesa delante de mi ordenador. Me abraza por detrás y me muerde el lóbulo de la oreja derecha. Vale, quizá no tenga el tipo perfecto, pero Zuleidy tampoco tiene dieciocho años. Además el porno de chicas con sobrepeso es el porno moderno. Ya todo el mundo te reconocerá que ve porno, pero de igual forma que antes no se atrevían a hacerlo, ahora tampoco se atreverán a decirte que muchas veces se la cascan viendo videos de gorditas. Tetas de verdad, pezones inabarcables. Piel blanca, lechosa, aunque también joven, tersa; y esas sonrisas naturales, joviales, risitas de gordita. ¿Hay algo más excitante que ver cómo pierden el control de todo ese chasis cuando se corren? Lo cierto es que estoy cumpliendo la fantasía de muchos, muchos tíos que andan por ahí con escuálidas adictas al maquillaje que creen que Follar fue un emperador austriaco. Ni tan siquiera tienen la palabra en su vocabulario. Ellas “lo hacen”. O en todo caso, echan mano de alguna interminable lista de eufemismos que se refieren al sexo de un modo sutil y aceptable.

El libro que estoy escribiendo es una especie de suicidio social relacionado con mi idea del amor. El amor como trampa de la naturaleza para que forniques para prorrogar tu especie. Procreas, y después esa puta que tiene árboles por dedos y montañas por tetas te abandona a tu suerte con tus conflictos morales y tus decisiones por tomar. Y si para entonces alguien no te ha lavado el cerebro lo suficiente como para que pienses que casarse es un paso natural en la vida, estás jodido. De eso va el libro, de no creer en dios y tener serias dudas sobre si creer en los seres humanos. Sandra es igual que yo, y por tanto, al igual que yo, sabe que esa supuesta madurez de la edad adulta es tan real como los elfos o la rana de los Smacks. Ese rollo no existe, la gente adulta no son más que seres humanos jugando a ser responsables. Porque se quieren sentir por encima de sus impulsos; creen que controlando eso son mejores, más inteligentes, más acordes al vestuario de hombre mayor, de mujer cosmopolita y con las ideas claras. Creen que si son elegantes por fuera también pueden serlo por dentro. Pero la realidad es que solo copian del de al lado al vestir, y por dentro solo ellos saben de verdad lo que hay. La mayoría del tiempo no son lo que hacen, sino lo que quisieran hacer.
Y lo cierto es que aprehendidos ciertos datos a nivel global, la verdad es que de lo que solemos estar llenos es de mierda. Pero no nos damos cuenta porque nos hemos acostumbrado al olor; somos muchos los que actuamos igual, y por tanto no resulta raro ser así o asá siempre y cuando lo que hagamos esté enmarcado en cierto tipo de pseudo-ética, moralidad o moda.

Lo que estoy haciendo, follar con una gordita liberal en mi cabaña del bosque, es como una patada en los huevos del orden vital establecido. Así es como me siento. No solo estoy poniéndole los cuernos a mi profesional y gélida mujer de ciudad, además lo estoy haciendo con alguien mucho menos acorde al perfil de lo que los cánones dictan que debería ser una mujer. Una mujer debería ser dura, centrada, moderna, tan moderna como un hombre, más moderna que un hombre, y también sexualmente activa (aunque esto último no encaja con mi vida conyugal oficial). Sin embargo estoy con una chica perdida y orgullosa de estarlo, que filosofa hasta sobre los caracoles y que folla como si no hubiera mañana.
Y no lo hay. No hay mañana. Nunca hay mañana. Es como cuando en un bar el dueño pone un cartel en el que reza: “Se fía a partir de mañana”. Y ese día nunca llega, porque al día siguiente ese cartel sigue ahí con el mismo mensaje. El futuro no existe, solo existe un presente que se marchita: tu piel se arruga, tus percepciones cambian y tu tiempo se acaba.
Sandra, por la noche, recostada encima mío, con sus tetas cubriéndome el pecho, me dice que podría estar sintiendo algo por mí. Pero que no me asuste, no se va a obsesionar. Le digo que por desgracia esas cosas no pueden controlarse. Me dice que aún no, pero que ella está en ello, lo está investigando. Esto no es lo que te prometen de pequeña, dice, todos los sentimientos brutales que van y vienen y te hacen daño. Le digo que cuando era crío pensaba que la gente se casaba para poder tener sexo todos los días. Ella se ríe, con su cara de ángel, redonda, preciosa aun siendo proporcionada con sus curvas inaceptables en esta sociedad. Se lo digo en voz alta, le digo que es preciosa. Me dice: ¡Calla! Y luego me pone una mano en el paquete, y me susurra:
– ¿Sabes lo que me gustaría hacer? Salir mañana y quemar todo el puto bosque.

[Del video no digo nada. Habla por sí solo. En cuanto a la foto, es Amanda Seyfried, cuya belleza vertiginosa es culpable de que me haya tragado ya al menos tres o cuatro bodrios… Ya va siendo hora de que alguien le ofrezca a esta chica un papel de verdad, o me va a matar a base de películas…]

64 comentarios en “Porno con gorditas

  1. Si en las grabaciones profesionales no hay manchas ni granos, ni sombras de pelos rasurados es por el maquillaje y la iluminación. Lo normal es que los sexos no sean sonrosados como la mortadela italiana. Eso lo sabe todo el mundo, por eso el porno profesional está en crisis. Con internet los amateurs son los que se llevan el gato al agua. Con kilos o sin kilos, a mí lo que me pone son las mentes de las personas. Un hombre con mente de acelga me dirá lo mismo si va al gimnasio, si es anoréxico o si tiene una barriga cervecera de trillizos. Osea, nada. Y lo mismo al revés. La estética está sobrevalorada. Me gustan las hogueras. Me gustan mucho. El fuego es hipnótico, como la electricidad. Pero todavía respeto los bosques. Quemarlos me parece una depravación.

    Me ha gustado en esta mañana de terrible constipado que no me ha dejado dormir.

  2. Nos han enseñado a tener miedo a la libertad, a vivir conforme un modelo y unas ideas que nos vendieron precocinadas y nunca hemos cuestionado. El problema viene cuando ese modelo salta por los aires y ya es demasiado tarde para buscar alternativas,,

    Me alegra saber que nunca es tarde 😉

  3. Normalmente me pongo una moral antes de salir a la calle como el que se pone un traje, la voy cambiando. Si estoy con gente a la que no respeto les ofrezco su propia moral porque ocurre como en esa frase «si les dices la verdad a los cerdos no sólo no te entenderán sino que se enfadarán». Los que sólo tienen una idea y una verdad merecen mi desprecio así que lo demuestro siguiéndoles la corriente. No les busco las cosquillas, no gano nada. No es por falsedad, es porque no se merecen mi sinceridad. Sólo soy yo con mis semejantes, con aquellos con los que puedo discutir sobre ideas distintas sin llegar a enfurecerse, con aquellos a los que encuentro inteligentes o pueda admirar. En cuanto al texto me identifico desde el principio hasta el final. Incluso veo porno con gordas (y cosas peores, no suelo hacer daño a nadie). Los únicos que poseen la verdad absoluta son los imbéciles, afortunados ellos (si no fuera por lo que se suelen enfadar y gritar y sufrir cuando no estás de acuerdo con lo que dicen). En fín…

  4. El tío es un hipócrita. Debería dejar a la mujer (o mejor, no haberse casado nunca), y pasearse con la gordita por la calle; llevarla a su palco del Liceo…Ah, pero eso no, eso no mola, porque en el fondo se avergonzaría de pasearse con la gordita ¿qué dirían?. «A mí me mola la gordita, pero no quiero enseñarla porque socialmente no viste».
    Qué asco por diós. Qué pocos tíos con un par de huevos hay en el mundo. Pues claro que todos se identifican con el tío. Normal, si es el pan nuestro de cada día.
    La más legal ahí: la gordita.

    El relato cojonudo, lo leí esta mañana; me dejaste todo el día reflexionando sobre ello.
    Un besito Jordim.

    1. 🙂 Es un interesante punto de vista. Aunque creo que todos tenemos distintos niveles de hipocresía. Tal y como concebía el relato no es que se avergüence de la gordita, sino que no se atreve a dejar su vida tal y como la conoce. Es el miedo más clásico de todos. Y seguro que también hay mujeres a las que les faltan ovarios para… Nadie se salva. Esto da para mucho…

      Saludos!

  5. «Mi padre siempre me dijo» que tenia una extraña forma de ver las cosas, en cambio yo eso lo traduzco en que soy rara en mi especie, no digo con eso que me crea especial, no por Dios, estoy fuera de lo que se pueda denominar especial en la vida, pero si que a veces mi mente crea lineas ilusorias dentro del contenido de algo, en este caso tu escrito.
    Habra personas que lo miren como una forma de justificar una infidelidad, otras quizas vean una manera de desahogo de la vida marital y monotona.
    En cambio yo veo algo mas, ( y no digo que sea lo correcto) la busqueda de dos personas por encontrar su sitio, una de ellas, por saber como afrontar el miedo de concebir un «amor» imposible, y la otra debatiendose entre lo que quiere o tiene que hacer.
    Si mis conjeturas no son coherentes, no te preocupes, porque ya te explique que mis cavilaciones no suelen serlo.
    Me encanto desde la primera hasta la ultima letra y lo saboree despacio para poder empaparme mejor. Como toda mujer, la cuestion del peso a influido en mis decisiones desde que tengo uso de razon, y problemas y traumas infantiles (los niños pueden llegar a ser muy perversos) me han hecho a veces no coger los caminos adecuados. Saber que un hombre «ficticio o no» deja vagar su libido y entrepierna de esa manera por una «gordita» me hizo sonreir

    Un beso querido, y siempre que pueda estare por aqui para leerte
    Irene Comendador

    1. Tu interpretación del relato es muy buena.
      En el tema del fisico, a las mujeres siempre se las ha esclavizado mucho desde las revistas, la moda, el cine, la televisión, etc, y supongo que todos tenemos algo de culpa. El problema es que muchas han convertido esa obsesion en un estilo de vida centrado practicamente solo en la estética.
      La cosa es tan grave que incluso si reconoces en publico que una chica con sobrepeso te parece guapa y te excita, prepárate para miradas raras, bromitas estúpidas o hasta algún mote para toda la vida. De ahí que haya metido el tema del porno de «gorditas» y que el personaje femenino sea de ese estilo.

      Gracias por pasar a leer otra vez. 🙂

  6. 72 kgs, eso es lo que peso… ni muy gordita, ni muy delagadita ¡Ya ves! te aseguro que en cuestión de folleteo, no problem. Jajajaa!!! más libertad y menos hipocresía es lo que hace falta. Magnífico relato. Besos!!!

  7. El prota se cree que está dando una patada en los huevos del orden vital establecido, pero no es cierto. Lo haría si no se escondiera en la cabaña. Sí, muchas ganas de quemar el puto bosque…pero nunca lo harán.

    1. Eso de dar «una patada…» es un sentimiento personal del personaje respecto a su su vida. Y para que alguien acabe «quemando el puto bosque» algún otro tendrá que, al menos, atreverse a plantearlo antes.

  8. ¡Vaya! Y yo pensando que estabas de descanso un tiempo. Total, que me he pegado varios de tus textos atrasados. Muchacho, escribe ya una novela. ¿O ya la tienes y no lo sé?

    Besos, gracias por tu visita.
    (la hipocresía es lo normal, lo raro es lo contrario)

  9. Al principio creía que eras un francotirador; voy entendiendo que tu arma es el lanzallamas… La frase de «quisiera quemar todo el puto bosque» sigue resonando.
    Saludos.

  10. ¿Y la culpa de todo esto la tiene el pobre bosque??

    Vaya por Dios…y yo que pensaba que la culpa de que vivamos como ovejas la tenía la hipocresía humana…porque todo eso de la ética, la moral y demás, no son otra cosa que hipocresía disfrazada. No se puede fundamentar una ética goblal…los seres humanos son demasiado diferentes entre si para eso. E intentando hacerlo nos convertimos todos en unos hipócritas…como decía antes, disfrazados.

    Besicos!

    P.D.- Me ha gustado el vídeo 😉

  11. Si te paseas por ahí con una gordita mucha gente te mira raro y se ríe de ti, y si vas con una Diosa piensan: «Menudo hijoputa con suerte, qué afortunado cabronazo». Moraleja: la gente siempre va a hablar, así que pasearos con quien os salga de los huevos, porque a la hora de la verdad el que va estar bajo las sábanas con esa gordita o con esa Diosa sois vosotros.

  12. Hay incluso quien dice que las niñas esclavizadas en el sexo y engañadas desde sus miserables familias y sus inmorales estados estyán obligadas al porno o a la prostitución. Qué es eso al lado de una gordita complaciente, eso sí que es arriesgado, querido Jordi

  13. Lo de menos es que sean gordas. El tema es que engaña a su mujer con otra (gorda o delgada ¿qué más da?) y no es capaz de dejarla o, quizá, sencillamente no quiera dejarla y lo único que pretende es mantener esa relación extramatrimonial hasta que se canse de la otra (o llegue a incomodarle con temas que no sean puramente sexuales) o, bien, se entere su mujer. Me inclino por esta última hipótesis, que es la que se ajusta a la realidad de casi todos los infieles. Y todos con las mismas premisas y justificaciones: mi mujer no me desea tanto, no me considera tan buen amante, apenas tenemos sexo, etc. Es el refranero que se aprenden todos los casados infieles que no abandonan a su mujer. En el mundo de la psicología este tema está muy estudiado y existen muchos libros editados que hablan del asunto, son… “las típicas mentiras de los hombres casados”. Y lo más triste es que “las otras” les creen.

    1. Yo quería ir un pelín más allá de la historia típica de cuernos, que aquí es más una excusa para reflexiones más generales que no para hablar de matrimonios, etc.
      En cuanto a esos libros editados que hablan «del asunto», la verdad, no me interesan lo más mínimo, suelen centrarse en cierto tipo de moralismo muy gastado, hablan de «buenos» y malos», buscando cierto tipo de publico potencial masivo. Creo que me interesa más lo que me pueda decir un borracho en un bar sobre el tema.

      (Y por cierto: «¿gorda o delgada qué más da?» ¿? Lo siento, pero, ¿en qué planeta vives?)

      saludos.

      1. Tu respuesta me descoloca. Creía que estaba en un espacio serio donde la gente entendía lo que estaba leyendo. En tu entrada hablas de la moralidad y de los modelos a seguir impuestos por la sociedad. Modelos que tu personaje rompe y se vanagloria de ello. Pero ¿cómo los rompe? En realidad no los rompe. Sigue ajustado al modelo social de hombre casado, con un trabajo y una esposa en casa que le espera. Tu personaje habla de seguir sus propios valores. ¿Entra la hipocresía dentro de ellos? porque no está siendo honesto con su mujer, a la que no le revela su nuevo deseo de poligamia cuando firmó con ella un contrato de fidelidad; con Sandra, a la que va a dejar en la cuneta en cuanto haga peligrar esa vida «oficial» de la que reniega; ni consigo mismo, porque no hace sino justificar con sus argumentos contra la sociedad la transgresión de unos modelos que en realidad no le impone la sociedad, sino que ha elegido él mismo de forma libre y voluntaria. Pero ahora, aunque no lo reconozca, lo único que pretende es nadar y salvar la ropa.
        Para ser honesto, para no seguir los convencionalismos, para actuar de acuerdo a su forma de pensar, tu personaje debería reconocer ante todo su entorno que le gustan las gordas y que su nueva inclinación es la poligamia. Para que su comportamiento sea tan valiente como él lo presenta, debería aplicar esa misma valentía allí donde le resulta díficil: siendo sincero con todas las partes implicadas. Entonces sí hablaríamos de alguién cuyos principios no coinciden con los sociales y los lleva a cabo de forma coherente. Sin eso, simplemente, está adoptando una actitud inmadura, que ya deja entrever con la frase «no hay mañana». En realidad él es responsable ante sí mismo y ante los demás de las consecuencias de sus actos y de sus decisiones.
        El problema, pues, no es la poligamia sino la mentira.
        Por último, aclarar que esta situación es igualmente aplicable a hombres y a mujeres, aunque sus modelos sociales sean diferentes.
        En cuanto a tu pregunta de «en que planeta vivo», vivo en uno en el que la mentira es igual de mentira sea la otra gorda o delgada. La cobardía es igual de cobardía sea la mujer una bomba sexual o una teresiana. La autojustificación es igual, sean cuales sean los valores establecidos por la sociedad.
        (por cierto, los libros a los que me refería hablan de esto y no de «buenos» y «malos»)

  14. Como decimos en México, ahora sí me diste en mi mero mole con este relato. Creo que pasa al número uno desbancando a La Carretera, no lo sé. Lo que es un hecho, es que coincido perfectamente con el alma de tu personaje. Considero que la mutilación sexual psicológica y de su mano, la monogamia impuesta, son dos de los peores males que han heredado a nuestro mundo occidental, los moralistas judeocristianos. Una estúpida medida de control social y económico, disfrazada de verdad moral, que lo único que provoca es llevar la mentira y el autoengaño a la alza. Me revienta con qué estupidez vamos construyendo nuestras propias cárceles, las adornamos y hasta las defendemos, me parece un insulto a la vida que nos corre en las venas. Incluso los que supuestamente huimos de estas convenciones, de un modo u otro siempre regresamos a ellas. Pero ni qué decir de esos cabrones, que cuando huyen al chale con su gordita, la gozan, se liberan y lamentan la frigidez de la esposa, pero cuando están fanfarroneando en la cantina, la llaman con desprecio “esa putita” cuando de putas piden su limosna… A lo mismo, reconstruyendo la cárcel, porque les gusta sentirse libres, pero les da miedo serlo de verdad. Esos macho patéticos, que muchos son mis amigos y aún con sus guarradas los quiero, cuando se ponen en ese plan, no me dan coraje, me dan pena por pendejos….
    Maravilloso J, me encanta como nos pones a lidiar de frente con nuestras hipocresías, las mías me las guardo… pero igual las enfrento

  15. GRACIAS,MUCHAS GRACIAS,COMPAÑERO DE LETRAS,POR COMENTAR…ES VERDAD HACÍA MUCHO QUE NO NOS COMUNICABAMOS…ES LINDO VERTE POR MI BLOG!ME DISCULPO POR NO DEJARTE UN COMENTARIO COHERENTE…ESTOY CON FIEBRE
    UN A BRAZO,MIL ABRAZOS
    LIDIA-LA ESCRIBA

  16. A veces resulta imposible mantenerse en equilibrio con los convencionalismos, la vida estructurada y la sexualidad uniforme. Por eso el porno tiene una función depuradora.
    Un saludo

    PD: siempre me fascinaron los títulos de las películas del género: «Rasputín el más putón», «Nelson Manguera», «Follar al soldado Ryan», «Ensalada en el internado femenino, que no falte pepino», etc.

  17. Rosaida:

    El personaje del relato no tiene ningún tipo de moralidad perfecta (y seguro que ni tú ni yo tampoco). Es muy fácil criticar su actitud, por eso la gracia al escribir el relato estaba en verlo desde su punto de vista.
    En cuanto a que la gente tiene libre eleccion en la vida, es verdad. Pero reconocerás que mucha gente viviría de formas distintas si no tuvieran que lidiar con los durísimos juicios de los demás. De ahí que haya muchas personas que, como este perosnaje, se queden a medias, no se atrevan ni a ser del todo como son ni a abandonar del todo la vida que en esta sociedad se considera respetable e ideal para ser feliz. La libertad es algo muy relativo. Un relato no es necesariamente algo textual y objetivo, es una ficción abierta a la interpretación. Y la gracia en este texto no estaba en volver a echarse encima del infiel, o hablar en terminos de verdad o mentira, sino en valorar algunas de sus reflexiones (y nada es gratuito, ni el porno de gorditas ni el hecho de que el persoaje femenino sea así. Lo quieras tú o no, en esta vida para la gente es muy importante la diferencia entre estar delgada o gorda).
    Y hablas de mentira y autoengaño, cuando puede que haya mucha gente viviendo en eso, solo que dentro de un contexto de acciones que los demás sí aceptan.
    Yo nunca escribo sobre personajes perfectos ni sobre caminos únicos a seguir. Pero suelo intentar ponerme en el lugar del ser supestamente aberrante e intento darle todas las armas para poder al menos explicar minimamente su actitud.
    Tú hablas muy ligeramente de decir siempre la verdad y de actuar siempre sin miedo y de hacer siempre lo correcto. Pero deberías entender perfectamente que todo eso es muy dificil si tus principios no siguen exactamente la tendencia.
    De todo eso quería hablar en el relato, que obviamente está escrito con un estilo agresivo, pero no por ello creo que sea tan dificil entrever que no es textual ni aleccionador (otros han sabido verlo)). Entre otras cosas porque no puede serlo.

    1. ¿Pues sabes lo que te dijo Jordim? que estoy bastante deacuerdo con Rosaida; creo que yo no lo hubiera podido expresar mejor. «todo eso es muy dificil si tus principios no siguen exactamente la tendencia», el problema es que los principios del tipo este sí que siguen la tendencia: Muestro la vida que la sociedad parece que prefiera para tener, pero, me escondo lo que de verdad me gusta. Eso es lo que hace cualquier hijo de vecino; vamos, que quien no tiene su cabañita en el bosque con su gordita (ambas cosas se entiende que son símbolos), es, sencillamente, porque no puede; porque si pudieran, los tendrían. Pero eso solo la gente que se engaña a sí misma, que es mucha. Y yo no digo que sean malas, pero son hipócritas, y solo de vive una vez, y yo opino que desperdician la vida viviéndola así; no es una vida que me seduzca para nada, el tipejo del relato es eso, un pobre tipo que va de guay pero se queda en el gu solo.
      Claro que esta no es más que mi molesta opinión.
      Besito.

      1. El «pobre tipo» de relato no es más que una persona normal, no es referente de nada, ya lo he dicho, pero insisto en que la gracia del relato está en sus motivos, en si realmente es tan cabrón haciendo eso o si tan solo intenta huir de vez en cuando de unas formas y hábitos considerados lógicos y normales que quizá no lo sean tanto. Que el tío es un cabroncete ya se sabe, es una obviedad, pero yo no he escrito sobre tíos como él sino sobre el mundo del que huye estando en esa cabaña. De hecho creo que hay más reflexion solapada que otra cosa en el texto.
        Irene Comendador en su comentario lo ha captado mejor:

        «Habra personas que lo miren como una forma de justificar una infidelidad, otras quizas vean una manera de desahogo de la vida marital y monotona.
        En cambio yo veo algo mas, (y no digo que sea lo correcto) la busqueda de dos personas por encontrar su sitio, una de ellas, por saber como afrontar el miedo de concebir un “amor” imposible, y la otra debatiendose entre lo que quiere o tiene que hacer.»

        El relato está muy cerca de eso. En realidad no me gusta explicar mis intenciones con los relatos, porque deberían defenderse solos, pero cuando veo que algún lector/a está muy desencaminado en su intepretación me gusta matizar.

        Saludos.

  18. Estoy de acuerdo con la opinión del relato respecto a cuestionar la madurez de las personas que llegan a la edad adulta. Más allá de sus responsabilidades sociales de orden económico, etc; la mayoría de adultos que creo conocer no son más que adolescentes dispuestos a seguir comentiendo los mismos errores que han cometido siempre por cierta falta de preocupación respecto a la verdad de sí mismos, es decir, que no observo que profundicen sobre su persona cuanto podrían para lidiar la mierda que menciona el texto.
    A partir de aquí el discurso se me queda muy grande. Pero trataré de reflexionar sobre la relación entre el sistema y el autoconocimiento.

    Buen relato.

    Saludos.

  19. Mi lema es que cada cual puede hacer de su capa un sayo. Si esto te divierte, adelante. Las recriminaciones solo son buenas para los lectores de La Razón.
    Saludos.

  20. ¡Caramba! El fragmento de «Cuatro bodas y un funeral» me ha puesto la piel de gallina. ¿En serio pertenece a esa película?

    También me ha sorprendido la polémica. Todas las cosas tienen su «punto» y pillarlo es la gracia. No creo que nadie pueda vivir de espaldas a los cánones estéticos, pero todos somos libres de tener gustos propios, incluso en las posibilidades que tal vez no viviremos nunca, pero sabemos que existen. Tengo una amiga que siempre me dice que me gustan «gorditos» yo para nada lo veo así. Me gusta encontrar calor y que el cuerpo a cuerpo sea vigoroso. Hay hombres perfectos para un póster, pero que no conseguirían hacerme lubricar jamás de los jamases. 🙂

  21. hay un tio gordo peludo, torbe se llama, que se dedica a hacer videos amateurs porno que se está forrando, mi chico se baja algunos videos y cuando los veo, me quedo pillada, porque este tio es todo un icono de lo antisexual, es horrible a la vista, peludo hasta decir basta, con una minipolla impresionante y sin embargo con un fajo de billetes se folla a cualquier chica mucho mejor agraciada (y a veces no tanto) y se deja grabar, tambien lo hace con parejitas, lesbianas, mujeres mayores…lo que sea y el tio es un puto crack porque ha hecho que muchas personas abandonen los topicos de las eternas peliculas porno con tias perfectas sin un pelo, sin un grano, con dientes profident, que la chupan durante 20 minutos y te hacen mil posturasacrobáticas eso si, con tacones de aguja incluidos y un perfecto pintalabios que no se va ni con 20 pollas en la boca.

    Sobre la infidelidad, no hablo porque es un tema que me toca bastante las narices, pienso que las personas que hacen eso son cobardes y egoístas porque si no eres feliz en tu matrimonio es tan sencillo como firmar un papel de divorcio y vivir tu vida, mejor eso que engañar y traicionar no?

    Si tu pareja no cumple tus expectativas sexuales pues ahora existe eso de hacerlo antes del matrimonio, que antiguamente anda que anda, porque no se acostaban hasta la primera noche de bodas pero ahora ya no hay excusa, si no eres feliz en ese área (importante para mi) apaga y vamonos.

    Saludos, gracias por pasarte por mi blog!

  22. Al final la vida de verdad es lo que se vive dentro de una cabaña, sí. Una semana cada varios meses. Sandra me cae muy bien. ¡Presentamela! Está viva, es lúcida. Ha vivido más años que él. Su contacto con el mundo es directo: con la piel, con el alma, con las tetas. Supongo que es por eso por lo que quiere quemar el bosque: no le gusta la hipocresía. No necesita el bosque ni estar escondida.

    Él es un rostro sin nombre ¡hay tantos como él! Algo sin embargo le salva también a pesar de su cinismo, de su hipocresía, de su lucidez inútil, de su estupidez al mantener su relación con una mujer con la que no se entiende en la cama: su relato, que se quiere distante, trasluce un verdadero aprecio por Sandra; a la que no considera inferior; aunque él sea escritor de renombre y ella filosofe sobre los caracoles.

    La vida verdadera de este hombre es la que vide en la cabaña. Su verdadera mujer es Sandra, la gordita. Aún tiene suerte. ¿Cuántos hay que no han tenido nunca una cabaña, ni una mujer como Sandra, ni otra cosa que una vida falsa dictada por la moda, las conveniencias y las opiniones de los demás?

  23. La verdad Jordim es que una vez lanzado al aire (o al ciberespacio, que para el caso es lo mismo) tu relato, los que lo leamos interpretaremos lo que nos dé la gana y eso es así.
    Lo que sí es obvio, es que, como escribes tan bien, pues leemos el relato. Y si no estuviesen bien escritos, al menos yo, no los leería.
    Y el tipo cabrón no es; lo que es, es un cobarde acomodado y punto.
    Claro que, las intenciones de los autores en las historias que cuentan, las verdaderas intenciones quiero decir, ésas ni el autor las sabe, que lo sepas. Porque ni siquiera los buenos escritores dominan su subconsciente, y a veces tratan de justificar o poner como héroes actitudes propias. Que no digo yo que este sea el caso dios me libre. Pero que lo de las intenciones del autor, vamos a dejarlo estar. Porque si yo no pensase que los escritores no dominan sus relatos al 100%, te juro que no leería nada.
    Y una cosa es lo que tú quieres que entiendan los lectores, y otra lo que los lectores entiendan te guste o no; y, amigo, eso es lo que hay. Y no entiende mejor el que haya entendido lo que tú querías que entendiera.
    Porque en el entendimiento, también el subconsciente cuenta.
    Besito.

    1. No lo sé, creo que el relato tiene los datos y las reflexiones suficientes como para que lo menos interesante sea el tema de «la mujer ultrajada y con cuernos». Aquí focalizo el centro de interés en otras cuestiones, en ese escalofriante hombre corriente, su amante, y cómo viven a caballo entre dos mundos.
      Algunas veces los relatos no recurren al tema tópico, solo derrapan por él para hablar de cuestiones que van más allá. La gente puede interpretar lo que quiera obviamente, pero a veces solo interpretan lo que pueden (y no digo que este sea el caso). Así que escritores que han parido obras sutiles y geniales (y aquí no me incluyo) abordando temas complicados y haciendo una inteligente crítica social, han sido tachados de misóginos, de ultraconservadores, de anarquistas, etc; y todo porque asociaciones de «defensa de» con la piel más fina de lo debido no han sabido estar ni cerca de saber de qué iba realmente el libro de marras.
      Así que sí, cada lector tendrá un interpretación distinta, y normalmente casi todas son válidas. Pero eso, casi todas.

      Y en cuanto a lo de que el escritor sepa o no lo que esté escribiendo, ese es un tema muy complicado. A veces se escribe más con el estómago y a veces más con la cabeza: pero en relatos en los que salen a la luz cuestiones delicadas suelen ser más cerebrales que otra cosa.

      1. Yo creo que tu relato es un fiel reflejo de lo que pasa en muchas parejas. Como dije en el otro comentario, hay mucha gente aburrida de su vida y que a la vez es demasiado cómoda. Lo quieren todo, son egoistas y cobardes. De acuerdo, pero lo importante no es que ocurra esto, sino porqué ocurre. Una pareja deja de practicar sexo, ¿Por qué?. ¿Por dolores de cabeza, por cansancio, por los niños…? No lo creo. Siempre hay motivos ocultos, los verdaderos. Se deja de follar (lo más íntimo que dos personas pueden hacer, bajo mi humilde opinión) por no soportar el aliento de tu pareja, porque es monótono, porque te follas a tu profesor de aerobic, «porque te gusta que las mamadas duren más de 15 segundos». Una vez que se acaba el sexo puede haber otras cosas que te unen o no, pero hay personas que siguen ligados, simplemente, porque no se molestan demasiado. No creo que estas personas lleguen jamás a ser plenamente felices, pero hay pocas personas que lo sean. Lo que para mi transmite el relato es precisamente el desencanto del hombre (o mujer) modernos y de sus cobardes intentos por arañar un poco de felicidad.

      2. Tú pares obras sutiles y geniales.
        Los comentarios ya…Eso es otra cosa. Pero claro, no lo vas a hacer todo TAN bien, porque si no, asquito darías.
        Besitos.
        (Ah, y das tantas explicaciones porque te provocamos y no puedes resistirte; aunque te gustaría, no puedes, ¡y te da una rabia!.)

  24. Esgarracolchas:

    Tu comentario es muy coherente. Y yo diría más, diría que los personajes del relato son conscientes de lo que hacen, y además hace mucho que se cansaron de valorarlo, porque ya no sienten que sean peores o más indignos que los demás.
    Como ya dice la narración incluso sienten que si no fuera por el contraste (como villanos) que hacen con los demás, los demás aún serían más desgraciados de lo que son aguantando y siguiendo en una vida que ya solo les hace resoplar.
    No sé por qué doy tantas explicaciones, está todo en el relato… Sí, es un cuento gamberro en parte, pero creo que con una mala leche bastante sana.

  25. Gata:

    También has malinterpretado mi comentario. De cabo a rabo.
    Ya he dicho todo lo que tenía que decir. De verdad que no creo que sea un relato tan complicado de captar, aunque no lo sabré hasta que lo lea en un tiempo.

    1. ¿Cómo que «también «? ¿Pero eso que quiere decir?
      Perdona, pero de profe y evaluador de mis comentarios no te acepto.
      Y no es un relato complicado de captar para nada; vamos, yo me sé de una historia real que encaja al dedillo con tu relato, con que mira si es complicado de captar. Lo que pasa es que yo no hubiera sabido contarlo así de bien.
      Y no me mosquees que te meto 5 relatos de sanción. Vamos.

      1. Del relato ya solo diré que no es una historia sobre el adulterio, que eso es solo el contexto, una excusa, lo de menos (de hecho no aparece hasta bien avanzado el texto).
        Y en lo demás, en tu anterior comentario me trataste con condescendencia, y yo he respondido en el mismo tono.

        🙂

  26. Muy bueno… y más cuando se ve como ha levantado polémica.
    Se mire donde se mire vivimos en un mundo de doble moral, donde todos deseamos dormir (o no) con una reina (o rey) del porno cada noche, pero luego nos gusta llevar algo que lucir en el brazo y llevar pancartas y demás.

    Saludos compañero.

  27. Pongamos que yo me identifico con el protagonista, ¿por qué no deja a la mujer?, por comodidad, es más fácil cambiarse de camisa todos los días y lavarla que salir a comprar una diariamente. Quiero decir que muchas parejas están instaladas en la costumbre, tienen hijos y creo que no les importa mucho si su pareja es fiel o no lo es, se llevan bien pero el sexo no es bueno.

    A mi por ejemplo me encanta la comida japonesa, pero en casa no la sé hacer o me da pereza, ¿qué hago?, de vez en cuando me voy al restaurante. El sexo es una necesidad fisiológica más,¿ porque no ir de vez en cuando al restaurante?.

    No creo en la fidelidad, pero claro, no creo en silencio.

  28. No se como llegaste a mi blog, pero tu comentario como minimo me desperto intriga y curiosidad, y despues de leer este relato, denso, pero muy identificativo, real y critico; puedo decirte que tienes un seguidor más.
    PD: yo tampoco creo que las reflexiones estén de moda, pero a mi parecer deberian de estarlo ¿no crees?
    Att: CF

  29. Cualquier acción se puede justificar.

    Veo a tu personaje atormentado de otros muchos relatos rajando sobre la sociedad, sus normas y su hipocresía. De esos que dicen que lo suyo es lo mejor y todo lo demas es mierda.

    Hay mucho analista aficionado. Que gran verdad, yo incluido 😉

    Como sois, lo de quemar el bosque lo veo una metafora. Como salta la peña con este tema…

    1. «Veo a tu personaje atormentado de otros muchos relatos rajando sobre la sociedad, sus normas y su hipocresía. De esos que dicen que lo suyo es lo mejor y todo lo demas es mierda.»

      No estoy del todo de acuerdo, el personaje también se da caña a sí mismo, no creo que esté afirmando en ningún momento que tenga una alta autoestima precisamente.

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