nàdA

Día 24.

Hace ya siete días que no salgo de casa. Escribo más que como. O escribo para no pensar tanto en comer, entre otras cosas. En el sótano quedan tres latas de atún y varios yogures caducados. No he dejado de oír ruidos ahí fuera a través de las ventanas tapiadas. Gruñidos. Muy de vez en cuando algún grito humano. El miedo a morir ha hecho que no me quede nada.
Mi hija hoy cumpliría quince años, acabo de darme cuenta.
Estoy llorando. No he podido evitar que mi hermana se suicide, no soportaba el hambre y mucho menos el miedo; esta mañana me la he encontrado muerta en la bañera. Ha sabido adivinar dónde escondí las navajas y las cuchillas de afeitar. Eso significa que ahora estoy solo, y no puedo hacer turnos durante la noche para hacer guardia. Sólo podré echarme a dormir sin más, y despertar de sopetón si comienzan a golpear la puerta.
Desde que cortaron la electricidad ni tan siquiera tengo la compañía de las interferencias de la tele durante el día. De haberme arriesgado a salir ayer a por provisiones mi hermana podría seguir viva, pero no creo que por mucho más tiempo. Ya no sabía ni lo que decía.
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Día 25.

Desde que no puedo producir hielo los cadáveres de mis padres han comenzado a apestar. Por más que evite abrir la habitación hacia la que los arrastré, la podredumbre se cuela por debajo de la puerta. Esta mañana he llevado a mi hermana a la misma habitación. Da la sensación de que ya sólo existen los insectos que buscan a mi familia muerta. Ellos y yo.
El cadáver de mi hija está a dos manzanas de aquí, tirado en el suelo. Puedo verlo por la rendija entre dos maderas de las que clavé para convertir la casa en lo contrario a un hogar. Aún no me he atrevido a salir a recogerlo. Ya no sé ni cuantas veces al día me quedo mirando por esos huecos esperando a que me den un respiro. Cada dos minutos pasa uno de ellos corriendo de un lado a otro de la calle, tan rápida y ágilmente que a veces ni deparan en el cuerpo de mi hija. Pueden oírse esos gruñidos y gritos agudos que sueltan desde kilómetros. Por más lejos que puedan estar, siempre te sientes rodeado.
Está anocheciendo. No he dormido en cincuenta horas. Me he pasado el día buscando el modo de matarme, pero no tengo la convicción ni el arrojo que tenía mi hermana. Me ha costado horas comprenderlo. Sigues siendo el mismo estés bajo las circunstancias que estés. Sólo eres tú multiplicado por cien – tus miedos, defectos, manías-, pero sigues siendo tú. Y ése el motivo por el que mis padres salieron de casa intentando huir y ni tan siquiera llegaron a andar diez metros, o por lo que mi hermana claudicó. Y aún tengo pesadillas en las que veo sin poder hacer nada cómo destriparon a mi hija. Las posibilidades de volver a empezar se están agotando a marchas forzadas. Camino del mes de reclusión, ahora también tendré que ver si puedo soportar la soledad. La sola idea de salir de aquí cada vez se hace más utópica.
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Día 26.

Lo malo de los supermercados es que están lo suficientemente lejos como para morir varias veces por el camino. Lo bueno es que ellos no comen nada de lo que nosotros comemos. Sólo nos comen a nosotros. Esta noche tendré que dormir con un ojo abierto y mañana salir a por alimentos si es que aún queda algo en los almacenes.
Estoy convirtiendo esto en mi diario de Anna Frank, no sé si ya me he vuelto loco o si soy mucho más fuerte de lo que pensaba. Ya casi no tengo la esperanza de ver tanques circulando por las calles. Creo que por eso las pesadillas son pesadillas, sabes que no van a acabar bien, y mucho menos si no puedes despertar de ellas. Si estuviera a merced de un ejército de vampiros por lo menos podría convertirme en uno de ellos y acabar de una vez.
Mi hermana trabajaba creando retratos robot para la policía. El segundo día de enclaustramiento se pasó las horas mirando por las ventanas, intentando hacer un esbozo de las criaturas. No tengo en casa nada con lo que pueda luchar cuerpo a cuerpo con ellas. He visto como seguían dando sus zancadas después de haber recibido ráfagas de ametralladora a quemarropa. Todo hace pensar que los pocos humanos que quedemos vivos tendremos que asumir que ya no somos la especie dominante. Así que si ahora somos segundos en la cadena alimenticia lo único que queda es esperar. Lo peor sobre no saber las respuestas en cuanto a lo que pasa es que las preguntas puedan arrancarte la cabeza de cuajo de un mordisco. Esto tenía que pasar algún día. Como el gallito del colegio, la humanidad algún día tenía que topar con alguien más fuerte. La única esperanza que me queda es la ignorancia, el no saber qué planes hay o si los hay, evasivas, contraataques. Ahora lo más parecido a un sueño erótico tiene que ver con mandatarios mundiales metidos en un bunker preparando contraofensivas.
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Día 27.

Duermo a ráfagas de media hora. Tengo que haber perdido varios kilos, no tengo ánimo para afeitarme o asearme, empiezo a tener la pinta de un naufrago aun con los armarios llenos de ropa y en mi casa, en medio de la ciudad. Tengo sueños en los que voy a comprar el pan por las mañanas o entro en una discoteca o un cine. Aunque no tenga valor para hacerlo adrede, sigo queriendo morir.
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Día 28.

Hoy he salido. Pero no he cogido el cadaver de mi hija, no sé por qué. He caminado unos diez minutos oyendo gruñidos y gritos lejanos, algunos quizá humanos. El objetivo era el primer bar, establecimiento o almacén. Cuando llevas un mes sin apenas salir, comer y dormir, empiezas a olvidarte hasta de tu edad. Cuando han matado a tu familia unos seres que igual pueden haber llegado del espacio que del centro de la Tierra, dejas de contar y celebrar cada puñetera banalidad para preocuparte por lo auténticamente preocupante. Mucha de la gente que ahora debe estar encerrada en casa, de seguir todo igual que antes estarían igualmente encerrados en casa, pero con la televisión puesta. No es que merezcamos morir, es que quizá muchos ya estábamos muertos, y ahora que no podemos vivir nos damos cuenta.
Así que hoy, andando deprisa y aterrorizado, he llegado hasta un conocido bar, he levantado la persiana metálica (extrañamente cerrada), y sin mirar las partes de un camarero descuartizado que en los buenos tiempos siempre me daba los buenos días, he comenzado a dar patadas a la máquina de tabaco.
He conseguido sacar unos paquetes de Camel a la fuerza y he vuelto corriendo a casa. Cuando he llegado y he cerrado la puerta me he sentido absurdamente a salvo. Y luego he pensado en que eso de antes, lo de trabajar y repetir día sin parar hasta la muerte, ahora se me antoja el jardín del Edén. He deshojado el plástico de uno de los paquetes y sacado un cigarrillo, y durante las dos primeras caladas, mientras mis pulmones se llenaban de humo apestoso y mi estómago seguía vacío, he sentido que era feliz.

[Hace ya los suyo me topé con este video. Una especie de ejercicio de trailer freak para anunciar el próximo libro de Chuck Palahniuk. Aún no se ha publicado en España (porque ya lo habría leído) y esta vez el amigo Chuck se adentra en el mundo de la pornografía a traves de Cassie Wright, una chica que pretende batir un record de coitos en un solo día (o algo de eso). El video se las trae, uno no sabe qué narices está viendo hasta que sale el título del libro: «Snuff».]

4 comentarios en “nàdA

  1. Hola Jordi,

    He leído el relato y, la verdad, McCarthy se sentiría orgulloso. Enhorabuena.

    Un abrazo,
    Señor Insustancial

  2. Hola, te informamos que TU BLOG HA SIDO ACEPTADO en Blogueratura
    Al actualizar, recuerda siempre introducir la url comenzando con http://
    Cualquier problema con tu cuenta escribe a esta dirección (blogueratura@gmail.com).
    No olvides poner un botón de blogueratura en tu blog para que tus lectores conozcan el proyecto.
    Puedes también copiar la lista de los últimos actualizados dentro de tu blog.
    Blogueratura cuenta con una sección llamada «el artículo quincenal» donde todos los miembros del proyecto pueden escribir, sólo manda a esta dirección un artículo –que no sea cuento ni poema- de no más de 2 cuartillas, junto con una imagen para ilustrarlo. Podrás participar las veces que quieras. Los textos se enlistan y se van publicando conforme van llegando.
    También hay una sección que es el blog quincenal donde reseñas un blog que creas que es bueno. Esa reseña sí será revisada por los coordinadores del proyecto y será o no publicada de acuerdo a sus criterios.
    Gracias por seguir publicando la palabra

  3. Comente tu relato el dia que lo publicaste… pero veo que no llego. Decia algo asi como que me encanto el titulo y que muy bien relato. Ains…

  4. Srta Frank*, estas en lo correcto al decir que los supermercados nos comen a nosotros. Por suerte tambíen nos cagan, siempre nos cagan.

    *Cita: Estoy convirtiendo esto en mi diario de Anna Frank
    –> Te estas convirtiendo en Anna Frank

    Saludos cordiales

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