En el peor sueño que he tenido en mi vida, mi madre me despertaba de madrugada para decirme que mi padre había muerto. Cuando desperté tuve que comprobar que seguía vivo.
El resto de mi vida he tenido sueños demasiado extraños o vergonzantes como para hablar de ellos. Homosexualidad, relaciones que no llegaron cuajar, novias de amigos, perversiones, y todo tipo de sinsentidos. Mi subconsciente debe estar a reventar, he vivido tan escudado por culpa de los miedos a largo plazo que es ridículo. Soy capaz de amplificar la hostilidad de la vida hasta el punto de desear la muerte.
Bienvenido a mi cerebro. Aquí encontrarás de todo lo que puedas imaginar y más. Y casi nada agradable. Toparás con teorías desglosadas solo a medias que no querrás recordar nunca. Si empiezas a leer libros y ensayos a los quince años, para cuando tengas veinticinco sólo habrás conseguido ser un cultureta que no ve más que basura a su alrededor. En mi cabeza todo es exageración y malas vibraciones. Mis ojos, miren donde miren, se acuclillan más por una cuestión de desconfianza que por problemas con la vista. Considérame el vertedero de la cultura popular. Soy de los que pujaría por una prenda de Marilyn en una subasta si vagara por la clase social adecuada. Veo películas en blanco y negro, y odio cuando la gente saca las cartas eliminando así la posibilidad de que se produzca una conversación interesante. Me gusta esa imagen sempiterna de las películas en las que alguien se lleva la pistola a la cabeza y mancha la pared con sus sesos. Me gusta la Mujer, pero aún no sé quién es.
En mi cerebro puedes deslizarte por túneles y galerías llenos de recortes con las fotos de mis artistas favoritos, portadas de revistas y papelitos con números de teléfono. Encontrarás cubículos oscuros en los que se amontonan los libros que me han robado la felicidad. Verás espectáculos variopintos que van desde el horror más absoluto hasta el romanticismo más rosa. Pocas veces podrás regodearte en el Término Medio, y estarás deseando salir de mí para poder seguir con tu vida.
Pero si te quedas en mí, toparás con mis secretos, descubriendo así qué es lo que esconde mi mirada de cabrón cínico. Te dará la sensación de que te has metido en el charco sin las botas de agua, que ha empezado a llover pero no llevas paraguas, o mucho peor, que se te ha acabado el tabaco y no llevas dinero. Te verás inmerso en mí y vas a arrepentirte, porque podrías acabar siendo como yo, encerrado para siempre en tu idea sobre cuán gilipollas es la mayoría de la gente. Te verás atrapado por un huracán de obsesiones que van desde Kafka hasta la pornografía, verás que la Verdad aplastante nunca sale de dentro de la cabeza de nadie, pero que en todas hay una.
El sueño que siempre tenía cuando era pequeño tenía que ver con una especie de nave que se llevaba a todo el mundo a un lugar mejor, excepto a mí. Me convertiría en un asesino en serie para matar a toda esa gente que quiere interpretar los sueños. Hay huellas nuestras en la Luna, pero poner orden aquí abajo es otra cosa. Tetas, verano, prostitu… Mañana tengo que pasarme por el supermercado y comprar embutido. La información se arremolina en tu cabeza de tal manera que ya nadie puede poner la mente en blanco, no creo en los ejercicios de relajación o en ese rollo zen; siempre que oigo a alguien hablar de esas cosas creo que me está tomando el pelo. Ya el solo hecho de poder dormir me parece fascinante… En la tele mezclan los asesinatos con los deportes con la cocina con el humor con la sociedad, y el resultado somos nosotros. La rigurosidad no existe, solo el entretenimiento. No queremos nadar, solo chapotear. Queremos ver a alguien llorando de dolor por haber perdido a su ser más querido. Sí, por favor, queremos ver sufrimiento, que reúnan a todos esos que no conocemos delante de una cámara y los maten con ácido. Nos la pone dura ver cómo alguien se lleva la decepción de su vida, cómo todos sus planes se van al traste. Queremos un ídolo que acabe en casa con una escopeta en la mano y un agujero en la cabeza, rodeado de pornografía infantil y fotos de su mujer muerta. Nos gustaría que otra bomba atómica arrasara todo un país para poder decir lo horroroso que es. Eres mejor, soy mejor, y ellos están lejos. Es una pena.
Bienvenido a mi cerebro, en serio, podrás ver circos sin animales y mujeres desnudas a las que luego no obligan a dar una rueda de prensa para disculparse. Si aún piensas que eres libre, bienvenido, prepararé una tapitas y beberemos cerveza hasta que se nos caiga la puta cabeza de tanto decir tonterías. Charla con mis neuronas y corre y escarba a ver si encuentras algo que me dé esperanza, sálvame con todas tus frases hechas y planes de boda; quiero creerte, quiero creer que te crees todo eso que dices a propósito de la bondad. Preséntale tu cerebro al mío y hagamos que surja una buena historia de amor neural.
Sácame toda la sangre y pinta con ella un buen cuadro si no estás de acuerdo conmigo, pero luego no digas que no te avisé. Lo que mi madre me decía era:
– Tu padre se ha muerto.
Decía:
– Esto va en serio, no es un sueño.
[El video son los diez primeros minutos de un documental llamado «Zeitgeist». Es un documental interesante para aquellos que nos gusta oír segundas opiniones (nos las creamos o no). Empieza con la religión y luego sigue con temas más espinosos, 11-S, etc.. La voz que se oye al principio es la de George Carlin, un monologuista americano que murió hace poco. Quien quiera ver el documental entero, lo tiene fragmentado en Youtube o de una tacada en Google video.]
Justo hoy he soñado que Elsa Pataki me ronroneaba en la oreja. Al despertar, otra rubia quería hacerme el ahí te quedas por un enésimo malentendido. Moraleja: los sueños molan, a la realidad que la zurzan. Saludos!
Muy bueno el blog sigue escribiendo!
Hola Jordim, siempre es un placer leer tus apreciaciones sobre el cine. Saludos!
No se pq hi dones tantes voltes, la gent es infeliç.
Si, darrere d’aquestes falses aparençes.
Le podré dar vueltas a lo que yo quiera, digo yo… De todas formas, Crostaman (¿?), si tú ya eres feliz con eso, adelante..
«En mi cerebro puedes deslizarte por túneles y galerías llenos de recortes con las fotos de mis artistas favoritos, portadas de revistas y papelitos con números de teléfono. Encontrarás cubículos oscuros en los que se amontonan los libros que me han robado la felicidad. Verás espectáculos variopintos que van desde el horror más absoluto hasta el romanticismo más rosa. Pocas veces podrás regodearte en el Término Medio, y estarás deseando salir de mí para poder seguir con tu vida.»
«Hay huellas nuestras en la Luna, pero poner orden aquí abajo es otra cosa.»
«Sácame toda la sangre y pinta con ella un buen cuadro si no estás de acuerdo conmigo, pero luego no digas que no te avisé. »
Qué buenas estas frases.
Muy bueno. Has conseguido que necesitase apresurarme por leer la siguiente palabra. Si te soy sincera, el trozo de enmedio me ha cortado un poco esa emoción, quizás porque dejabas de hablar de «tu» cerebro para hablar del «mío». Me encanta cómo está escrito. Bravo, bravo.
En cierto modo, me da la sensación que «tu» cerebro es un poco el tuyo de veras.
¿Tú estás seguro de que no has leído así como MUCHO a Deleuze?
Si la respuesta es no, solamente digo una cosa: te urge.