Paladas de azúcar

Me quedan sólo dos cigarrillos y en el bar de abajo vuelve a estar esa chica japonesa, que me desactiva el control de menores. Fuera hace demasiado calor, quizá es la una del mediodía y estoy que no me aguanto.
Decido ir a comer a un chino; siempre son tranquilos, no te tocan las narices y la comida es digerible. Sopeso la posibilidad de decirle algo a la chica japonesa del bar algún día. Algo para hacerme notar, para que se note que quiero sexo con ella. Luego pienso que un día quizá podría suicidarme. Me ponen el arroz tres delicias delante y la idea se me va de la cabeza. Tengo hambre de verdad, así que el arroz me parece de lo mejor que he comido últimamente. Luego me traen un plato de ternera y llega una pareja que se sienta en otra mesa y no se hablan durante toda la comida y vuelvo a pensar en que sería una buena idea suicidarme.

Después de comer, en la calle sigue haciendo demasiado calor como para poder pensar o sonreír.
No consigo recordar qué día de la semana es y me da mucha pereza sacar el móvil para mirarlo. Sé seguro que no es sábado. Seguro que la chica japonesa lo sabe; debe ser una máquina de estar al día, aunque no es la única. Los coches van y vienen y todo el mundo está agobiado con sus pequeñas tareas; todos esos a los que si les quitas el motivo por el que están estresados se estresan por no poder seguir haciendo lo que les estresa. Y luego se sientan delante de ti en una cafetería y dicen que todo les va de fábula… Te dicen: No sabes ser feliz.
Gracias, tío, tendré en cuenta tus sabias palabras.

Saca tábaco, me digo luego. Y recuerdo que ya saqué antes, y la japonesa vuelve a mi cabeza con más intensidad.
Me voy a casa y escribo un mail;

Hola.

He estado pensando en matarme últimamente. No con tanta frecuéncia como antes, ni con intenciones de hacerlo realmente, como antes; pero ese tipo de pensamientos han vuelto a mi cabeza.
No quiero que te sientas culpable ni que llames a la policía ni nada parecido. Solo quería avisar; si un día de estos encuentran mi cuerpo espachurrado en la calle quiero que alguien sepa que en el bolsillo de mi camisa habrá una carta.
En fin, espero que todo siga bien con esa pareja nueva tuya. Sabes que me parece un gilipollas cuentabilletes, no te pega nada. Pero en fin, tú sabrás.

Un abrazo.

Le escribo mails con frecuencia a mi ex. Es una tontería intentar esconder que aún me gusta; de hecho me gusta ahora más que cuando estaba con ella. No me importa parecer un psicópata. Ella no me lo tiene demasiado en cuenta, aunque a veces me habla de seguir con mi vida y romper ciertos vínculos con el pasado. A menudo la gente se empeña en que sigas sus pasos, aunque a veces ni ellos sepan a dónde coño van.
El resto del día no pasa nada. Y con eso no quiero decir que sea un buen día. Ella escribía con letras redondas y dibujaba corazonzitos en lugar de puntos cuando era adolescente, como en un plan elaborado para insinuar lo pequeña que tenía la raja del coño. La verdad es que esa sensación húmeda y el olor y las piernas depiladas rodeándote… en fin, no hay dinero en el mundo para pagar por eso si la quieres; y puede que por eso no sea tan aberrante que algunas desconocidas cobren. El próximo mail que le escriba tendría que ser el último, y debería reducirse a un escueto Gracias. Pero no tengo tanta fuerza de voluntad.
Así que al acabar el día le escribo otra carta;

Hola.

He estado pensando en matarte. Acabar contigo sería una forma práctica de comenzar a olvidarte. Y quizá conseguiría pasar una rato con tu cadáver en la morgue. No es que me vaya ese rollo, pero siendo tú podría hacer un esfuerzo.
Supongo que no hace falta decir que bromeo. Creo que en el fondo siempre te atrajo mi mal gusto. Nunca te he dicho que me masturbo leyendo las cartas escritas a mano que me mandabas. Aún se huele ese perfume que les echabas.
En fin; dile a tu novio que con él lo dicho antes no sería una broma si te toca un pelo. Una día de estos me va a salir sangre de tanto pensar en ti. Ahora mismo daría un dedo por que me enviases una bragas tuyas por correo.

Sé buena.

A veces creo que la policía llamará a mi puerta y acabaré encerrado. Pero no me siento menos encerrado ahora. A veces intento escribir una carta de amor, pero no sería más que un ensayo de la siguiente paja con los ojos cerrados. Decido que se acabó. Y eso no me alivia ni me consuela; no siento que comenzar de cero sea positivo. Hace años que mi entrepierna no late si no es por ella. Supongo que tendré que buscar ayuda. Quizá en otra persona, o cogiendo un cuchillo de la cocina y llenando la bañera de agua caliente. Ya veré. No me valen las explicaciones de los demás ni el sentido común ni esa coherencia que tiene sumido al mundo en la mediocridad más absoluta. No soy mejor, pero los demás no son precisamente la repanocha. Soy estadística. Si mañana muriera se garabatearían cuatro firmas y el tiempo calmaría las posibles penas. Puedo crear mi propio final. Y de una una cosa estoy seguro: no acabaré con alzheimer metido un montón de años en una residencia babeando y masturbándome mentalmente en los momentos de lucidez, maravillado por haber llegado a viejo. Hay demasiadas formas de acabar, y si el suicidio jode a Dios me encantará ser el siguiente en provocarle migraña. Me pasaré la eternidad corrompiendo santas allí arriba hasta que le explote la cabeza a ese cretino. Por más que me perdone yo no le perdonaré jamás. Y creedme todos; reventaré todas las nubes con armas nucleares y demostraré que el diablo existe, y que suele decir la verdad.

Hola.

Podría escribir un montón de cursiladas vergonzosas, y por ti me las creería todas. Pero prefiero hacer esto a mi manera.
El otro día me corté en un dedo sin querer. Durante un instante pensé en hacer más largo el corte, en pasear el filo del cuchillo por toda mi mano, pasando por la muñeca y hasta el codo.
Pero en lugar de eso, grité como una nenaza y corrí a por vendas y alcohol.
Dejé todo el camino desde la cocina hasta el baño lleno de gotitas de sangre, y todas me parecieron los restos de una de tus menstruaciones. Ya sabes de qué hablo. Todos los días son calcados. No me gusta ponerme serio, pero aún estoy decidiendo si mandarte esto por mail o imprimirlo y metermelo en el bolsillo de la camisa. Estoy pensando en hacer yoga o algo así, algo que potencie la autosugestión; necesito creer en algo que sea una mentira potencial, y así quizá consiga que crezca en mí esa hipócrita mancha de aceite hasta conseguir creer que todo va bien. Si tanta gente lo ha hecho ya, yo también debería ser capaz.
Hace tiempo que no me busco bultos por el cuerpo, ya casi no pienso en los tumores. Mi proyecto era ser un enfermo terminal y escribir una especie de autobiografía completa, que hoy por hoy sólo hablaría de ti. Pero no hay manera; no llevo una vida sana, pero parece que la lotería de la desgracia nota el miedo, y no se atreve con alguien como yo; eso no debe tener gracia para Dios.
Te preguntarás por qué hablo tanto de Dios siendo ateo. Ni yo lo sé; creo que quiero que exista, el ser humano no sabrá arreglarse solo.
Habrás notado que todo esto, viniendo de mí, suena a despedida. Aunque no te preocupes, de momento solo me despido de ti. No volveré a escribirte. Espero no volver a verte. Y ya está. No quiero acabar derramando aquí paladas de azúcar, a estas alturas ya sería un poco raro. Aunque me pregunto, ahora que lo pienso, si no es eso lo que he estado haciendo precisamente cada vez que te he escrito.

Fin.

[Podría haber puesto el trailer de alguna peli más sofisticada, como el de la nueva de Chris Nolan, “Inception”. Pero como es un teaser aún muy corto, me he decidido por una más freak, “Zombieland”, peli que recuerda inevitablemente a la inglesa Zombie’s party, y que esperemos sea al menos igual de divertida. Y además está Bill Murray en el reparto… ¡haciendo de zombie! Esto sí que es jugar fuerte…]

44 comentarios en “Paladas de azúcar

  1. Intenso el texto. Creo que no vale la pena morir por un amor. Claro que despoues de un ruptura la mente se tratorna y pensamos cosas horribles, llegando incluso hasta el suiciidio, homicidio, etc. Bueno, espero que esos mail tan deprimentes desaparezcan. Besos, cuidate.

  2. aquí la única que parece que se encuentra es la japonesa, a lo mejor es porque habla poco

    el que escribe cartas está más perdido todavía que ésos a los que se refiere cuando dice que son felices y no sabe a dónde coño van

    al menos para estos trances está la comida china, que facilita mucho la vida. Antes pasaba sólo en el cine, pero ahora le ocurre a todo dios (expresión que usan hasta los ateos)

  3. Me cae bien este tipo. Al fin y al cabo, sólo está reflexionando, analizando sentimientos, barajando opciones…¿Cuánta gente lo hace en la actualidad?

    PD.- Que deje la comida oriental por el Macdonalds

  4. Bill Murray en una de zombies… Esa me la consigo aunque tenga que bajarla de la Mula (que acá cinematografia inglesa no suele llegar mucha)…

    El relato..: El relato un poco extremo, pero muy reconocible…

  5. Es un poco como «La insoportable levedad del ser»…

    Maravillosa declaración de desamor, volverá a escribirle; aunque mucho me temo que el prota seguirá fumando también cada vez más 🙂 Salu2.

  6. Gracias por tu «DEP»… aunque te parezca una tontería, creo conocerte lo suficiente para saber que era sin sarcasmo… Tus palabras… me dejan sin palabras a mí, y disculpa el juego de palabras (ayay…), porque ¿cómo alguien es capaz de escribir un texto que muestre tan efectivamente cómo me siento? Cada frase, cada línea, me hablan de mí misma… es terrible, pero al mismo tiempo, me alivia… Sigo impactada, y no exagero…

    Un abrazo,

    Jezabel.

  7. Jezabel:

    El DEP iba en serio, yo ya he cometido más pecados que cualquier animal de compañía, y conscientemente. Gracias por los halagos.

    Ramón de Mielina:

    No he escrito ningún libro. Y en cuanto a los orientales, cada vez me atre más todo lo suyo, las chicas, los libros, las películas…

    Un saludo a todos.

  8. Creo que cada palabra vertida en el cuento la hemos sentido los abandonados, aunque muchos sin enviar mails, encontramos la manera de hacer llegar mensajes autodestructivos con la esperanza de que vengan a rescatarnos… la muerte es la pulsación que nos da vida de una manera que aun no podemos reconocer y es por eso que invocamos a la muerte cuando mas necesitamos vida.

  9. Morir joven, dejando un cadáver digno de ser recordado, claro que, como bien dices, todo es cuestión de tiempo, los recuerdos alborotan la memoria y los olvidos los aplastan. Sinceramente, tampoco me gustaría tener esos lapsus pasados unos años, igual ni se inmuta el juguete y eso podría ser bastante mas dramático si cabe que deambular sin destino…

    Abrazzzusss

  10. Como se puede ser sinceso y triste a la vez…. A pesar de todo, de las formas de decirlo, suena romantico, solo qe rozando la tragedia.

    Enfin, es mu tarde no me hagas muxo caso.

    Echaba de menos tus escritos ^^

    un saludo y hasta el proximo

  11. «… todos esos a los que si les quitas el motivo por el que están estresados se estresan por no poder seguir haciendo lo que les estresa».
    INCREÍBLE.
    Me ha encantado el texto, dices cosas que muchas veces pensamos y no nos atrevemos a decir.

  12. Venía a devolverte la visita y me encuentro con esto. Un texto sorprendentemente bien escrito sobre sentimientos profundos y amor (de una manera u otra), pero siendo todo lo contrario a algo sentimentaloide o moñas. Felicidades por escribir así.

    Un saludo.

  13. Eres una puta mierda, y todo lo ensucias, la puerca fue tu peor elección, rata repulsiva, puta, hija de puta e hija de una puta, no voy a volver a aficionarme a nada tuyo, todo esta sucio, eres un desgraciado en todos los sentidos de la palabra. Estas enfermo.

  14. ¡Hola Jordi!

    Siempre disfruto leyéndote, me atrae el mundo que describes, nadie es un angel, o no existen.

    Pobre chica, le tocó la lotería que el protagonista, pero muchas encontramos lo que buscamos.

    ¡Un abrazote!

    MIGUEL

  15. Sí, te puta madre los comentarios. Ficticios o no, es lo que hay y estar están ahí fuera. Lo crudo no es tan crudo cuando es real. A veces lo crudo es la realidad superficial.

    Por cierto, cierto que los kinks mucho mejor que Beatles, de siempre lo he dicho.

    También supongo que eres catalán por el nombre, como yo, lástima que no seas una tía, si no… te tiraba la caña. Pero no me va el rollo. Aunque tienes pinta de ser un buen colega para los pocos amigos que seguro tienes. Pocos pero buenos, porque todo lo otro son conocidos, casi todos conocidos subnormales.

    En fin… tampoco hay que entender ni las posturas ni como piensan los otros, si respetarlos, pero no por qué entenderlos. Ya cuesta trabajo entendernos nosotros mismos, sobretodo si solemos pensar mucho y comernos la cabeza. Siempre hay algo de locura en la lucidez, porque el razonamiento no es plano, es confuso y variable, esa es la verdad, y conocer la verdad nos vuelve algo locos en el mundo en que hemos sido creados, todo estructurado, todo bueno o todo malo.

    Total, esto es una puta guerra, interna y externa.

    saludo

  16. Maldita sinceridad, malditas ganas de conocerse a uno mismo, maldita autenticidad y malditos sentimientos. Con lo bien que sienta la anestesia, en cualquiera de sus manifestaciones. Otra dosis, por favor. Buen cuento (porque es un cuento, ¿no?, o eso crei leer acerca de tus textos en los comentarios a Sobre mí), bastante mejor que los que leo otros días. Parece terminar justo dos frases antes de que se desate la violencia.

  17. La violencia es innata en el ser humano, aunque queramos ocultarla. Los animales lo hacen. A nosotros nos diferencia la ética y la razón. Pero somos animales a la vez nos guste o no.

    Si violan a tu hija, seguramente matarías.

    Si estuvieses a punto de morir de hambre y tienes que matar a otro idéntico a tí por un trozo de pan para sobrevivir, también lo harías. No por gusto, sino por superviviencia.

    La razón existe, aunque no siempre es razonable.

  18. Cuando la japonesa se te acerque un día y te sople en el cuello te garantizo que tu entrepierna volverá a la vida como por arte de magia.

    Lo de las cartas no me resulta nada raro, yo también las escribí en su día pero no las llegaba a enviar, las quemaba. Tampoco me creí nunca esa basura de la psicología barata en la que «había que seguir pese a todo». Anda ya.

    Hoy por hoy lo único que sé es que está con un gilipollas, no es consuelo pero ayuda xDD. Y por cierto las japonesas del restaurante de la esquina están como un tren jeje.

  19. Creo que es la mejor elección, seguramente has ido suicidandote un poco cada vez que piensas en ella, por qué no intentas cumplir un sueño con la oriental.
    Me gusta tu forma de decir las cosas.

  20. me encantó, leí este post desde principio a fin, adictivo, la clase de historias que me encantan leer, pero no leo porque solo aparecen los 29 de febrero, tus instintos salen a flor de piel! reprimidos pero bullen en este espacio, instintos que muchas veces escondemos hipócritamente para vivir en una fantasiosa burbuijta d eperfeccion y felicidad.

    volveré, si que sí

  21. …y al terminar de leerte…dibujo una media sonrisa…levanto mi ceja izquierda…y pienso…esto se merece un mojito…así que cojo mi moto y brindo por tus letras…infinitos besos de bolsillo…

  22. Joder, acabo de descubrir tus trabajos bloggeando y me he leído todo de pe a pa. Mis felicitaciones, me encantan tus relatos y sobre todo el estilo propio que se destila en cada uno de ellos. No soy dada a este tipo de halagos, pero me he quedado algo «tocada» con varios de ellos.

    Un saludo y enhorabuena.

  23. No quisiera repetirme al comentar tus escritos. Pero en realidad lo voy a hacer…

    Todo lo dicho… genial, apasionantemente bueno.

    He visto la imagen de tu personaje, y seguro, seguro, que no ha sido por la imaginación de la que disfruto, sino por tu manera de realzar el perfil…

    Leí todos los comentarios que te han puesto: Eres » grande «.

    Saludos!

  24. Es fantástica tu descripción de las emociones humanas, con su intensidad y su absurdo..

    Me quedé con algo que me gustó especialmente:
    «Un día de estos me va a salir sangre de tanto pensar en ti. ..»

    Mil besos, Jordim

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