Si estás en una ruleta rusa y hay cinco huecos en el cargador, una sola bala y cuatro participantes ya han apretado el gatillo y están vivos. Si tú eres el quinto participante y eres incapaz de convencer al resto de que hay que hacer girar el tambor para que el juego tenga sentido. Pues bien, te has metido en un lío. Eso intenta explicar Aarón a sus compañeros de mesa, blandiendo el arma desesperado, intentando contarles a todos cómo funciona el asunto, cuáles son las bases. No se trata de tener cojones, grita, es que lo hemos hecho mal. Suda sufriendo terribles palpitaciones e insiste en que si no puede girar el tambor no va a hacerlo, sería un suicidio. La posibilidad de morir hoy era más que factible, Aarón, dicen todos. Aarón rompe a llorar y dice que quiere irse a casa. Ni de coña, le contestan, aquí todos hemos apretado el gatillo y nadie ha girado el puto tambor de la pistola. Ahora te toca a ti, le dicen. Esto no es justo, grita Aarón. La vida no es justa, responden los demás. En medio de la mesa hay un maletín con cien mil euros. Un matón vigila de pie desde una esquina y apunta con una escopeta a Aarón del mismo modo que ha apuntado a los otros en sus turnos. Vale, dice Aarón, cómo os lo puedo explicar para que lo entendáis. No tienes huevos, Aarón, dice alguien. No se trata de huevos, grita Aarón. ¿Lo mato?, pregunta el matón. ¡No!, grita Aarón, espera, oídme, ¿qué es esto?, ¿una encerrona?, ¿os estáis quedando conmigo? Todos hemos podido morir, hijo de puta, grita alguien. Entonces uno de los participantes levanta la mano pidiendo la palabra. Se dirige a Aarón con calma: Aarón, siempre haces lo mismo, nunca acabas lo que empiezas, sabes que somos amigos de toda la vida, y tengo que decírtelo, nunca has tenido espíritu de superación; esto es una prueba más que la vida te ha puesto; supéralo y sigue adelante; no hagas como haces siempre. Tío, llora Aarón, esto no va así, no es así. Pero todos lo hemos hecho así, tío, le responden. Pensaba que era para haceros los valientes, no quería dar ordenes o deciros lo que tenéis que hacer, grita Aarón con la garganta ya al rojo vivo. Tío, le dice su amigo, plantéatelo como un reto; siempre has creído que no sirves para nada, siempre dándole vueltas al coco sin llegar a ningún sitio…; ahora tienes la oportunidad de demostrarte algo a ti mismo. Si, tío, dicen los demás, si te caes, levántate; haz de tripas corazón, etcétera. Aarón ya se atraganta con las lágrimas y el matón dice: ¿Lo mato? Aarón levanta su mano libre y pide piedad, balbucea algo sin sentido. Su amigo le pone una mano en el hombro y asiente a los demás pidiendo calma. Le dice: Tío, tienes la oportunidad de hacer algo bien por primera vez en tu vida, ¿no ves lo triste que sería que te tuvieran que matar por cobarde? Aarón ya es incapaz de hablar, comienza a asentir, sabe que si se levanta o hace un gesto brusco el matón actuará. Así que ante la incapacidad de calmarse y volver a repetir que incluso en una ruleta rusa hay reglas, lo que hace es llevarse la pistola a la sien. Su amigo le susurra: Muy bien, haces lo correcto, pero espera; ¡Aarón va a hacerlo!, yo digo que saldrán sesos por el orificio de salida. Vale, dice otro, me apuesto mi coche contra tu moto a que sólo sale sangre. Aarón se quita la pistola de la sien y grita: ¡Qué coño hacéis! Aarón, le susurra su colega, el tambor ya ha girado cuatro veces, ¿entiendes?
Si el matón es la rubia, y yo soy Aarón, quizá utilizara otros argumentos…
Me ha entrado la risa tonta, porque la situación es para llorar. Joer.
Yo tengo claro lo que haría si fuese Aaron, espero a leer que pasa.
el relato se queda y acaba así 🙂
Madre de Dios tío que pasada, se que no es normal (bueno yo no lo soy nunca) pero he estado descojonándome todo el bendito relato……
Es que me duele la tripa de narices…..
Pobre Aarón, joder que no puedo escribir casi…..
Jordi, metes en cada lío a tus pobres personajes que no se como por las noches no van a tu cama a atormentarte
Un beso nene y que descanse tu cabecita, después de estas cosas seguro que la tienes de un estresao….., eres un puto genio
Gracias.
Y Descojonarse era uno de los propósitos del relato, no te preocupes 🙂
Cuántas veces no acabamos lo que empezamos, ¿verdad?
Un abrazo.
Pero las reglas no están para romperlas?…
yo de Aarón no apuntaría a la propia sien, si no a la cabeza de alguno de sus «amigos».
Si estoy bastante seguro que sólo me queda la bala…Le pego un tiro al matón…
En el fondo, así es la vida.
ja,ja, humor cruel. Con esa bala y vistos los buenos amigos que tiene no sabría si disparar al matón primero o cargarme al que inicia la apuesta con los sesos o la sangre del orificio de salida. Creo que a uno de estos últimos cabrones. Así suelen ser los amigos.
la vida entera es una ruleta rusa sin duda
la realidad nos golpea hasta la médula
y quedamos hechos bolsa…
pero igual nos la aguantamos y le echamos coraje a la vereda
besos y buen Lunes!!!
Muy bueno este relato, y alguno otro que lei por ahi. Cuando vaya teniendo tiempo me ire leyendo mas, porque la verdad es que me gusto tu estilo y sobre las cosas que escriben, son muy de mi agrado :D.
Un saludo, y gracias por pasarte por mi blog.
Que lindo haber llegado…
La verdad es que el pobre Aaron se ha metido en un lío. La única salida que le veo es que se cargue al matón y luego intente salir por patas
Muy bueno. Un tiro en toda regla a la conciencia. Se agradecen relatos así.
Aprovecho para recomendarte «En los sueños empiezan las responsabilidades»: http://www.alphadecay.org/libro/en-los-suenos-empiezan-las-responsabilidades
Saludos.
Me ha recordado a una de esas peliculitas que Alfred Hitchcock hizo para la tele (alfred hitchcock presents, creo que se llamaba). Muy bueno.
🙂
yo, más que en Hitchcock, he pensado en Tarantino por el toque de humor.. no me lo esperaba, la verdad.
yo he visto la película, y lo digo en serio…por lo menos, sucede casi igual
me gusta como escribes
Y cómo sigue?????