Manzana Smith*

Bajando en espiral hacia el destino de todos, te preguntas si la expresión “hacer el amor” no se la debió inventar uno de esos tíos que prefiere follar con camiseta. Es como si alguien muy repelente e hipócrita hubiese asentado las bases del sentido común del mundo. Haciendo diferenciaciones y separando a la gente mientras hablaba en público sobre la igualdad y la unidad. Un auténtico gilipollas que creó auténticos gilipollas a su imagen y semejanza, y luego a Dios para rematar la faena. Para añadir otra buena dosis de confusión productiva.
Ese verdadero líder bebe de las fuentes que chupan los perros y te pegó ladillas licenciadas al ir justo antes que tú al lavabo existencial. Pero no cuenta esas cosas, claro, y su expediente es ejemplar. Ya se aseguró de que el triunfo no tuviera necesariamente nada que ver con tener buenas cualidades. Incluso puedes ser el mayor hijo de puta, morir tranquilo, ir al cielo y que te enchufen en marketing celestial. Ese mamón elegante y discreto podría tener la polla podrida y ponerse cachondo yendo de putas de lujo con carrera para infectarlas. Se encargó bien de que todo tuviera cierto orden; de día se vive y de noche se duerme; a los veinte se estudia y a los treinta se merece. Se estudia lo que sea y se merece lo que toque. Es una cuestión de oportunidad, si no has cogido tu tren ya la has cagado, te han dejado atrás. Eso te dirá nuestro Señor de ladillas y putas. Se dice que su novia formal se pone hasta el culo de manzanas gala –sin serpiente consejera ni nada–, luego vomita y sigue con las manzanas smith, le gusta hacerlo especialmente mientras observa a alguien practicando durante horas alguna actividad que casi siempre odia o le es indiferente. Lo llaman trabajar. Luego te preguntan a qué te dedicas, y lo que te define es esa actividad, aunque la odies. Poner Nombres es importante, luego llegan los números, y luego el machete oficial para tu alma, a la que hay que profesionalizar. Madurar es guardar tu espíritu en un tarro mientras alguien te la chupa (si tienes suerte) y te inflan a Coca-Cola y FM. Es crucial el ruido. Una combinación del suficiente agotamiento y el suficiente ruido puede adormecer más fácil de lo que parece las ilusiones y los sueños de cualquiera. Cuando se habla de sueños tiene que ser sobre todo una ficción, o psicología barata; o en todo caso el puto sueño que tienes por la mañana; pero aun así tienes que irte a consumir horas de vida en las que parezca que no estás hasta los huevos de tu miserable dignidad de diseño.
Cuando todos te miran, das gracias por esa dignidad, aunque nunca llegues a entender por qué cuelga de ella una etiqueta con una “R” dentro de un círculo.
Todo te hace sospechar, y muchos de los que antes te llamaban conspiranoico ahora callan y se dedican a sus cosas. La gran mujer sigue observando mientras engulle manzanas, a veces ni siquiera muerde, se puede ver el bulto en el cuello; la fruta bajando entera hasta un estómago ideado en reuniones ficticias que muchos inventaron para follar con otras. No se trata del pecado, sino de que peques como todos. No solo la felicidad suele ser de diseño, también hay formas y formas de fracasar. Lo que buscan muchos no es el triunfo, sino encajar en los parámetros en los que el fracaso pueda tener una excusa popular (suelen llamarlo «sencillez», o, agárrate: «humildad»). Si tienes o quieres poder, no hay mejor forma de dominarles que con una mentira que tanto tú como ellos sabéis que lo es, pero que están dispuestos a creerse. Te ves a ti mismo volviendo a votar, te parece haber oído una risita cuando tu sobre entraba en la urna; pero el tipo al que le ha tocado apuntar tu participación te mira serio preguntándose aún cuánto le van a pagar por ese domingo dedicado a la democracia moderna. Una fiesta de la dignidad. «Capacidad de decidir», «edad adulta», «compañerismo», «confiar», ser «inteligente». Todos los objetivos, todas esas palabras escritas con tinta electrónica sobre papeles llenos de las directrices que has de asumir para ganarte el respeto, la vida. Ese cómo te ganas la vida, esa vida que tú no elegiste, que te vino, y que te enseñan a vivir con optimismo otros que tampoco pidieron vivir. Dicen que si haces la mueca de la sonrisa aun sin tener ganas de sonreír, el cerebro cree que estás contento, que eso funciona. Pero ella sigue lejos y –sin ser la mujer que come manzanas– te dejó el culo torcido (y casi hubieras preferido que literalmente); a veces tu mujer/novia/compañera es la suplente sin ella saberlo. Llegas a cierta edad y comienza a crecerle en la barriga un nuevo votante. Carpe Diem otra vez, aunque lo hubierais planeado (y aunque tú no supieras muy bien por qué).
No hay mejor forma de dominar que con una mentira que tanto tú como ellos sabéis que lo es, pero que todos están dispuestos a creerse. Son legión aquéllos que son capaces de ser cínicos con la fantasía de una película o un libro, pero que luego se vuelven plastelina para con la realidad; es esa capacidad de supervivencia tan socorrida. Lo que llaman valentía en la realidad, a menudo se parece extrañamente a dejar que alguien te inyecte un somnífero y te monte en un helicóptero hacia Isla Coherencia Prefabricada. Eres M. A. en El equipo A, solo que obviamente lo de la serie era una chorrada y tú estás rebosante de sentido común, tienes un montón de documentos para demostrarlo. Y varias lenguas. Sabes dejarte dominar ya en varios continentes sin la barrera del idioma, y estás dispuesto a aprender a decir “Sí señor” también en chino. Se te da genial la gramática y memorizas que da gusto el vocabulario. Y eso que sabes que eso no lo es todo…, que no te impidió follar como un conejo las primeras semanas de erasmus (aunque supieras que el tuyo (tu erasmus) nunca estaría al nivel del de Superman (al que sí admiras), y que desde luego no era tan necesario). A veces tienes un secreto que podría avergonzarte, y no me refiero a gilipolleces tipo “me cagué encima en un viaje en autobús”, sino a pensamientos que consideras profundos pero que evitas verbalizar. Esos pensamientos a veces están relacionados con dudas tamaño Godzilla sobre por qué has de vivir como vives, o por qué vives como los demás viven, o si de verdad vivir como vives es más fácil que hacerlo de otras formas. Todo el mundo te ametralla con definiciones sobre la soledad o la compañía, sobre el trabajo, o sobre la familia (siempre de sangre) y lo importante que es, todos con palabras enormes untadas con nata y salpicadas de chocolate en virutas. Te sonríen y se curran con algún programa manejable un modo de enseñarte esas palabras sobreimpresas en una puesta de sol, la sonrisa de un bebé, o dos putos gatitos cínicos en una cesta a los que su dueño les importa una mierda y menos. Van a querer aleccionarte siempre; no porque quieran ayudarte (o al menos casi nunca será por eso), sino por dos factores mucho más presentes y realistas. Uno de ellos es que se quieren convencer a sí mismos de que esas palabras de nata son la única verdad inteligente y que todo lo abarca. Y el otro factor, aún más complejo, tiene que ver con que, de algún modo, pueden llegarte a ver como una simbólica amenaza. Por regla general, la gente que se cree con la mente amueblada, la gente se cree adulta, y que usa constantemente palabras como «madurez»; en resumen, esa gente que suele hacer cosas como hablar entre ellos en inglés en foros aun teniendo el castellano como lengua materna ambos; esa gente que intenta, sutilmente, demostrar cosas y prefabricarse como eruditos/as y personas capaces a la vez que humildes a la vez que amorosas a la vez que capitalistas a la vez que responsables a la vez que naturales de una forma desvergonzada pero divertidamente egoísta… pues bien, esa gente no soporta que pueda haber habido alternativas. Lo negarán, por supuesto; o mejor dicho, no lo negarán, saldrán adelante con retórica, pero en el fondo les escocerá el culo como si la verdadera Eva les hubiese metido una manzana smith en él. El mayor enemigo de lo que llaman libertad es la masturbación que no salpica. El diploma. La sonrisa de la chica del periódico con la nota de selectividad más alta del año. El líder. Las lecciones vienen de ahí; y es la vía más segura para que desconectes el cerebro. Ya está todo hecho, así que amóldate; todos los años de colegio sirven sobre todo para que ese mensaje florezca dentro de ti, y así no se te ocurra plantar semillas propias. Conspiranoia o no, suena cada vez más real. Y la mujer total te sigue observando. Hasta que no te atrevas a aferrarla por el cuello cuando una de esas gala o smith le baja por él, todo eso seguirá igual. La palabra revolución ya es solo una camiseta. Tu problema es tu vida; es posible que tengas que evitar tu vida, sortearla. Esté ella lejos o no. Sea ella la titular o no. Sea tu familia de sangre o no. Encaje o no tu proceder siempre con palabras de nata. Tengas o no papeles tuyos igual que los tienes del coche. Comprende que la vida es mucho más grande que todo eso, que el cínico a veces en el fondo es el más romántico y optimista de los compañeros, y que los soldados diarios de la coherencia con frecuencia solo se preocupan por que no llegues jamás más allá de lo que llegaron ellos. No hay ningún plan para el ser que crece libre. Una urna ahora es una pecera de peces de papel nacidos ya muertos. Una erección nunca miente. Ella nunca será del todo reemplazable. Prepara ya los fondos con amaneceres, porque ya mismo va a ser hora de cambiar las palabras por hechos, y quizá incluso la nata por esperma.

chica pistolas

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