La primera vez que te vi fue en una sesión de tarde. No en unos multicines, sino en un cine público. Ahora me suena poético. La peli era ‘Winter’s Bone’. Había leído una crítica que me impresionó, en cuanto a la peli en general, pero también en cuanto a ti. Ahora me da rabia no recordar la autoría, pero alguien dijo (sobre tu interpretación) que era como ver a un detective apaleado del cine negro de los años cincuenta dentro de una adolescente.
Le estoy cogiendo gusto a escribir cartas –más o menos codificadas– a quien no las va a leer, o sobre gente que no las va a leer. Puede parecer deprimente o solitario, pero a la vez creo que tiene mucho sentido. Es la única forma de “hablar” con según quién. La gente sólo escribe listas de la compra, no sabe lo que se pierde, cuántas formas nuevas de alzar el vuelo y estrellarse.
Era como ver a un detective apaleado del cine negro de los años cincuenta dentro de una adolescente. Era una buena definición. Tu mirada proyectaba la idea de haber pasado muchas penurias. Hay gente que cree que eso no se puede fingir.
En aquel cine se pasaron con el aire acondicionado. No ayudó, teniendo en cuenta el paisaje frío y seco de la peli.
Reconozco que me fijé en ti; pero aquella película no era la idónea para comenzar a alimentar ningún mito. En aquella peli, aun siendo la protagonista, funcionabas como una de las piezas de determinado engranaje emocional.
O algo así.
No era una peli en la que nadie fuese a posar o lucirse de determinada manera (y no hablo de tetas). Era una interpretación de trinchera. Un trabajo muy difícil, y hasta cierto punto desagradecido. Una peli prestigiosa, nada espectacular, buena pero no para “molar”.
Seguro que no digo nada con mucho sentido, pero todo el que la haya visto me entenderá.
Pasado no mucho tiempo, estaba viendo un nuevo ‘X-Men’. Lo veía, lo veía… No recuerdo cuál de la saga era. Veía pasar toda esa cacharrería ante mis ojos, toda la acción, la pose, el lucimiento presupuestario, la maquinaria de producción…
Era un reparto muy coral.
Y sí, era consciente de que la actriz que hacía de Mística no era la misma que en anteriores ocasiones. Pero sin más.
No quiero decir que salí del cine y alguien tuvo que decirme quién eras, para que esto suene más “curioso”. Pero vi buena parte de la película sin saber quién eras, y creo que no fue hasta el final, que no te reconocí.
Coño.
Mierda.
Me costaba asumir que Mística fuese aquella chica de ‘Winter’s Bone’. Mística sí daba para el lucimiento al nivel que me refería (y sigo sin hablar de tetas), y lo hacía justo para lo que no verías en algo como ‘Winter’s Bone’. Eras literalmente otra. No voy a excusarme con el rollo del maquillaje, eras tú la que se había transformado, aunque tus rasgos fuesen perfectamente reconocibles si uno te conocía.
Yo aún no te conocía. Ahí fue donde realmente te conocí, cuando pude contrastar.
Cuando vi que podías ser quien quisieras.
Luego no tardó en llegarte la fama más salvaje. La admiración, y con ello también el odio de quienes no llevan nunca bien el éxito de los demás. Y también llegaron los “listos”, los que saben qué está “sobrevalorado” y qué no.
Juegos del hambre aparte, supongo que fue con ‘Silver Linings Playbook’ cuando todo estalló.
Una honesta comedia romántica con un toque marciano, de la que la gente esperaba algún tipo de peli salvaje y extrema de dos horas y media. Algún tipo de Scorsese lleno de situaciones dramáticas y explosivas, que te dejaran extenuado en la butaca.
La gente no esperaba una película. Esperaba ver desfilar los premios que había ganado. Una comedia no podía ganar premios. Los mismos que dicen que siempre ganan premios el mismo tipo de pelis, no entendían que esa los hubiera ganado.
Como fuere, los premios están para coger polvo, y el público se muere. Las películas no.
En esta película brillaste a todos los niveles imaginables. Para mí fue devastador, un torbellino de presencia, intuición y poderío. Lucimiento en el mejor sentido. Todo supuraba encanto y carisma.
Había momentos en que me hubiese caído de culo de haber estado de pie.
Al mismo tiempo que llegaban los que decían lo bien que les caías, llegaban también, como apunté antes, los que aseguraban que no te soportaban. Estoy seguro de que sabes mucho sobre el odio a distancia, y de lo falso, cobarde e hipócrita que suele ser en realidad. La gente te veía recoger premios y tropezar, y hablar como una persona y no como un futbolista en los programas de televisión. No estamos acostumbrados a oír a alguien tan famoso expresarse. Normalmente lo que hacen es cubrirse la espaldas, hacer la pelota a todo el mundo y volver a casa.
No estoy hablando de naturalidad incondicional, ojo, ni de que seas completamente transparente. Sé que tienes que sobrevivir y tomar precauciones. Sé que debes estar rodeada de imbéciles y sociópatas (puede que yo sea uno de ellos), pero también creo que interpretar, falsear, vender la moto, se te da bien sólo rodando una película.
Al planear escribir esto, pensaba que eres demasiado joven y talentosa, admirarte es casi un cliché, es previsible. No es en absoluto guay. Ahora es casi como decir que Jesucristo es guay en un viaje para ver al Papa.
Pero yo uso gifs. Uso gifs que la gente hace con imágenes tuyas. Para expresar cosas, en lugar de usar mi cara dolorosamente del montón, uso la tuya. Hago trampa. Es mi forma de humildad autoconsciente. Aun con todo lo humana que se te ve en cualquier pantalla, para mí eres como un ente. Otro mundo, otra especie, un estreno.
Esto sigue sin ser una cuestión de tetas sin más, y que nadie me salga con eso de que triple negación es igual a afirmación.
Tengo más de treinta años, y aun sabiendo que mi admiración va más allá de lo superficial, con ese asunto de los gifs siento como si hubieras sido mi primera Barbie.
Igual es bonito, o retorcido.
Aquí, en esta clase de detalles, es donde se ve la diferencia entre quién hace cosas y quién se limita a admirar u odiar a quien las hace. Yo, de momento, soy más de los que admiran, e intento ser de los que las hacen. Por ahora, lanzo esto a ningún buzón, y acabo de escribir otra no carta de amor.