Última media hora

Salí ayer y me dije que no me emborracharía. Funciono así. Ayer era viernes y hoy es sábado. Me duele tanto la cabeza que más vale que me leas en susurros. La luz es terrible, molesta. Agonizo lentamente. Salí ayer y me dije que no me emborracharía. Pero me emborraché. Me he levantado de la cama porque necesito ir de compras. La nevera es lo que esperarías de mí, que ayer no me tenía que emborrachar; lo juré y lo perjuré. Ya no recuerdo por qué me independicé para vivir solo, pero tampoco recuerdo la comodidad de vivir con mamá y papá. Lo mires como lo mires, no. Nunca se llega al equilibrio. Camino por los pasillos del supermercado odiando a cualquiera que haga ruido, odiando la luz artificial. Mi plan era levantarme cada día en camas distintas, no recordar los nombres de las chicas. El plan era ser libre. Y al parecer recorrer los pasillos de un mercadona cualquiera es lo más cerca que voy a estar de la libertad personal. Occidente, mira abajo, las salsas baratas las ponen abajo. Claro que, depende del lugar. La libertad está en saber elegir los condimentos. Lo suyo es saber cocinar. Libertad, cocinar. Algo. No. Funciona. Pero no puedo vivir siempre de mierdas precocinadas, de pizzas sabor cartón. No puede ser que una chica se enamore de mí y tenga que cocinar ella siempre. Aún no la conozco, pero ella no tiene la culpa.

En el carrito hay pan de molde, pizzas de mierda, un pollo asqueroso, bollicaos (cojonudos), paté, más pan de molde. Hay recursos para un par de días. Voy a la cajera de “diez productos o menos”. Detrás de la chica sentada y cobrando hay otra. Una aprendiz. Su primer día. Me cobran el sustento alimenticio y salgo de allí. No soporto ir de compras. Es como si no tuvieras nada mejor que hacer. Si la gente viviera vidas apasionantes no irían de compras cada día. Parezco un Holden Caulfield con la veintena superada. Pesimismo de ir por casa. Una chica una vez me preguntó que por qué era así. Le dije que ser demasiado optimista tal y como está el mundo es casi una falta de respeto. Ahora apenas nos saludamos cuando nos vemos. Su novio es imbécil. Son tal para cual.

Voy a pasar por un paso de cebra. Y, en serio, no lo veo venir. Reboto contra el capó del coche. Caigo al suelo detrás del vehiculo. Pasa un momento. No noto el cuerpo. Detrás, en el suelo, está húmedo. Sangre. Veo cómo una chica me mira. Detrás hay otra. La aprendiz. Oigo un murmullo de gente. Y acabo.

 

 

 

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5 comentarios en “Última media hora

  1. Es horrible pensar que tu última hora de vida la pases en un supermercado… y con resaca. En comparación, el infierno no debe estar tan mal.
    «Me duele tanto la cabeza que más vale que me leas en susurros»… uhmmmmm!!!! ¡qué bueno!
    shhhhhhhhhhh

  2. Tendemos a pensar que la vida de los demás siempre es más interesante. Odio un anuncio de coches Audi en el que salen imágenes de un muchachito y su evolución hasta los 25 o 26, donde se compra el susodicho auto. Los flashes que se suceden muestran una vida apasionante: fiestas, verano, chicas, más chicas…en ninguno aparece comprando en el mercadona.Pero esa es la excepción, te lo digo desde mi resaca de viernes por la mañana. Y pienso volver a salir y a beber. Un saludo. Me ha gustado tu blog.

  3. Se le leerá con gusto durante las noches de verano que amenazan, vacías y llenas al mismo tiempo.

    Por si tienes en la cabeza, o en las manos ya, aquello de escribir guiones, hay una buena página para noveles que da muy buena información
    http://www.abcguionistas.com

    Saludos del corbata de las teclas

  4. Pues no se que decirte, pero existe una cosas que se llama fuerza de voluntad.. yo tampoco la tengo, siempre digo hoy no, hoy no , y siempre lo hago… se me va últimamente todo un poco de las manos, y ando como sonámbula… en fin… tampoco se pq decidí independizarme, es super duro, no termino de acostumbrarme… que te vaya bonito¡¡ Un saludo

  5. No me gustan los Bollycaos de ahora… ¡tienen chocolate en las puntas!

    Yo soy optimista. No es que sea superficial, no, pero siempre veo el lado bueno de las cosas. Hay otras veces en las que no hay lado bueno y no hay más que estar triste. Pero si eres optimista tampoco puedes remediarlo…

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