20 propiedades del limón (13 de 20) – Hablar con un profesional

Escúcheme. No se deje una coma. No dibuje pollas con alas, tome nota, aunque luego me recuerde con un embudo en la cabeza. A estas alturas ya me importa poco y menos.
La gente siempre acaba sacando a colación la profesionalidad. Y lo hacen a distintos niveles, aunque sea sin darse cuenta. No solo te dicen que recurras a un profesional, también dejan claro que tú no lo eres, en ningún sentido.
Ellos, obviamente, no lo necesitan.
Ustedes trabajan la condescendencia profesional. Pretenden que son los que logran enviar cohetes al espacio de la sociología. Dicen cosas como “oh, no tenga prisa, esto puede ser un trabajo de años”. No crea que no lo entiendo, también tienen hipotecas que pagar ¿verdad? No crea que le trato de usted con distancia irónica, es pura inercia. Tampoco pienso que todos sean iguales, en todo caso que todos forman parte de la misma mentira. Yo siempre fui el candidato a alumno que un día llega armado a clase. Pero en mi ordenador no encontrará catálogos de armas, puede que de tetas. No quiero hablar en nombre de todos los locos oficiales, pero los de su profesión no tienen el monopolio de la retórica.
¿Sabe cómo les imagino? Imagino un campo de batalla después de la confrontación. Ustedes son los que se pasan a saquear los cadáveres. Supongo que es una forma práctica de vivir las cosas desde fuera.
¿Sabe que soy coleccionista? Acumulo toda la obra de los gurús de la psiquiatría y la autoayuda que se acabaron suicidando. Empiezo a quedarme sin espacio. Leo esos libros con delectación. Es como leer recetas de cocina para el cianuro. Seguro que lo encuentra enfermizo. Si no, me decepcionaría.
No crea que no me doy cuenta, sé que he metido la psiquiatría y la autoayuda en el mismo saco. Pero no se confunda, el target de público es el mismo. La gente elige entre venir a verle a usted o leer “El Secreto”. Creen que usted será más efectivo porque es mucho más caro. La educación capitalista me pirra, hace que las cosas parezcan sencillas; caras, pero sencillas. Yo mismo me paseé por esos pasillos de las librerías. Es como ir a comprar kleenex sin pensar en la masturbación.
Ir a ver a un profesional no es más que una muestra de solvencia económica. Es como ofrecer un rasgo de cordura potencial.
Yo hoy lo dejo, señor. Voy a entregarme a lo que sea que venga, a lo que se presente en mi cabeza. Puede que me enamore. Me abriré. Me gusta ser mediocre, ¿sabe?, me gustaría. Voy a intentarlo de verdad. Iré a cenar con gente, les contaré mis historias aburridas después de escuchar las suyas. Conoceré a alguna muchacha más tranquila e inteligente que yo. Le contaré cómo no ametrallé a mis compañeros de clase, violé a varias chicas y abusé de varios críos. Le explicaré cómo uno no aprende a disparar o añadir somníferos en bebidas o sopas. Le detallaré cómo no manipular a los demás para conseguir favores, ya sea sexo o bienes materiales. Le daré a entender cómo eso tan sencillo es una buena base sobre la que construir. Y seré más sincero que la gran mayoría.
Voy a manejar los ingredientes igual que todos los demás. Pero airearé mis pensamientos oscuros. Los tenderé en el jardín junto a tangas y pieles sintéticas.
La única forma de lograr un buen resultado es ambicionar uno superior, ¿no?
Si me pasa esa libreta, hasta le diré qué polla con alas es la que le ha quedado mejor, y jamás volveré a discutir su obra.

207114-big

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s